TERCERA TEMPORADA
43ª Entrega. Última de la sección (Jueves 26-Marzo-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Alberto García Soto
¿Cómo responde Salamanca a las preguntas de la Pasión?
¿Dónde quieres que te preparemos la cena
de la Pascua? ¿Soy yo, Señor? ¿Soy yo acaso, Maestro?
Y Salamanca acepta el
encargo, prolonga el cenáculo de los templos disponiendo sus calles como mesa
de despedidas y anuncios solemnes, desconcertada ante la inminencia de la
Pasión.
¿Por qué dormís? ¿No habéis podido velar
una hora conmigo?
Y Salamanca se despereza
avergonzada por haberle dejado solo en su agonía, buscando una respuesta entre
olivos, mientras se arrodilla en oración.
¿A quién buscáis? ¿Con un beso entregas
al Hijo del hombre? ¿Les damos con la espada? ¿Crees que no puedo pedir ayuda a
mi Padre, que me mandaría ahora mismo más de doce legiones de ángeles? ¿Cómo se
cumplirían entonces las Escrituras? ¿Es que no tengo que beber el cáliz que me
da el Padre?
Y Salamanca acepta el
designio, la traición y la crueldad que hacen preso al libertador, las espadas
que vencen sólo momentáneamente a las palabras, las cadenas que no tienen más
poder que las decisiones por amor.
¿No respondes nada a lo que éstos
atestiguan contra ti? ¿Eres tú el Mesías, el hijo del Bendito? ¿Eres el Hijo de
Dios? ¿Así respondes al sumo sacerdote? ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?
Y Salamanca escucha el
silencio de Cristo, la humildad de su Maestro, la paciencia de su Salvador, la
entrega generosa de su Señor pagando el precio de nuestros pecados.
¿No eres tú también de los discípulos de
ese hombre?
Y Salamanca niega como Pedro,
y luego llora, y siempre se arrepiente para volver a Él, porque sabe, por tres
veces, que le ama.
¿Qué acusación traéis contra este
hombre? ¿Eres tú el rey de los judíos? ¿No oyes lo que dicen contra ti? ¿Dices
esto por ti mismo o te lo han dicho otros de mí? ¿Por qué no me contestas? ¿No
sabes que puedo darte la libertad o crucificarte? ¿Qué es la verdad?
Y Salamanca se pregunta como
Pilato qué es la verdad, y confiesa que Él es la Verdad, que Él es el Camino,
que Él es la Vida.
¿A quién queréis que os suelte, a Jesús
o a Barrabás? ¿Qué haré entonces con Jesús, a quien llaman el Mesías? ¿Qué mal
ha hecho? ¿Voy a crucificar a vuestro rey?
Y Salamanca se erige en
Calvario-patíbulo, en Altar para que la
Cruz florezca y resplandezca, en un Gólgota de piedras
doradas para que los poetas busquen la mejor manera de contar el
Drama-sacrificio redentor.
Si esto hacen con el leño verde, ¿qué no
harán con el seco? ¿Ni siquiera temes a Dios tú que estás en el mismo suplicio?
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Y Salamanca implora, se
convierte, se refugia, se estremece, se consterna y se postra. Y Salamanca se
santigua, echa a andar, y anuncia la Muerte de Dios en forma de procesión de
hombres.
¿Quién nos rodará la losa del sepulcro? Mujer,
¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? ¿Por qué buscáis entre los muertos al que
vive?
Y Salamanca responde, e
insiste, y persevera, busca y encuentra al Dios vivo, a Cristo triunfante, a
Jesús Resucitado.
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Agradezco a PIEDRA NAZARENA su invitación a compartir
durante más de cuarenta jueves tantas preguntas que, espero, nos hayan
suscitado nuevas preguntas. La respuesta siempre nos lleva a Él, al Dios que se
ha hecho hombre para salvarnos.
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42ª Entrega (Jueves 19-Marzo-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Santa Cena de Murcia y Santa Cena viviente de Gandía
¿Qué menú se sirve en los pasos de la Santa Cena?
Llegó el día de los panes sin levadura, cuando había
que sacrificar el cordero pascual, y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo:
“Id y preparad la cena de la Pascua”
(Lucas 22, 7-8). Los tres evangelios sinópticos identifican la última cena de
Cristo con sus los Doce Apóstoles con la cena pascual. Por el contrario, según
la cronología simbólica de Juan, la cena fue previa: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo que le había llegado la hora
de pasar de este mundo al Padre, Jesús, que había amado a los suyos que estaban
en el mundo, los amó hasta el extremo (Juan 13, 1). El sacrificio de los
corderos pascuales coincidiría con la muerte de Cristo en la Cruz, el nuevo
Cordero inmolado en la nueva Pascua.
El rito de la cena pascual
judía viene prescrito en el capítulo 12 del libro del Éxodo. Las familias
habían de procurarse un cordero o cabrito de un año, sin defecto, que comerían
asado al fuego, junto a panes sin levadura y hierbas amargas. Debían comerlo
“ceñidos los lomos, calzados los pies, báculo en mano”, y hacerlo rápido,
recordando que era la noche en que se pondrían de camino para ser liberados de
la esclavitud. Jesús, acabada la cena, emprendía desde otro camino, el de la
Cruz, que arrancaba en Getsemaní. También sabemos que en la mesa hubo vino, por
el relato evangélico de la institución de la Eucaristía: “Os digo que yo no beberé más de este fruto de la vid hasta el día en
que beba con vosotros un vino nuevo en el reino de mi Padre” (Mateo 26,29).
En España hay unos ochenta
pasos de la Santa Cena. La mayoría de ellos escogen como momento la propia
institución de la Eucaristía, sosteniendo Jesús el pan o el cáliz, o ambos.
Algunos pasos reflejan el diálogo entre los apóstoles desconcertados ante el
anuncio de la traición, mientras otros enlazan con la escena del lavatorio de
los pies y momentos preparatorios de la cena. A la hora de escoger los
alimentos, predomina la fidelidad al texto bíblico: el cordero, los panes, las
hierbas amargas y el vino, valiéndose de vajillas en metal, barro o cerámica,
sobre ricos manteles. Los alimentos pueden ser tallados en madera o, en muchos
casos, naturales o imitando la realidad. También aparece un alimento muy presente
en la vida de Jesús, el pescado: la vocación de los discípulos que eran
pescadores, la pesca milagrosa, la multiplicación de panes y peces, la
aparición del Resucitado junto al mar de Galilea y el pescado asado que comió
junto a ellos… Y no faltan los productos de la tierra, ricas fuentes de frutas,
muy vistosas, en las que el prototipo es la Santa Cena de Francisco Salzillo en
la murciana Cofradía de Jesús Nazareno.
Precisamente el Murcia, el
restaurante Hispano se encarga de preparar el cordero y el pescado para el paso
de la Cena. Para el cordero, primero le despojan de la piel y la lana que cubre
cabeza y cola, volviéndola a poner una vez asado. Además, preparan dos merluzas
de pincho hervidas, que se presentan mordiendo una la cola a la otra, junto a
unos espárragos. En Alicante, los cincuenta kilos de fruta que lleva el paso
los dona el Mercado Central, y tras la procesión se entregan a un centro
benéfico, el Cottolengo, junto al cordero asado esa misma mañana del día de la
procesión. En Cartagena también donan los alimentos procesionales a la
Hospitalidad Santa Teresa, entre los que se cuentan quince pescados donados por
la Cofradía de Pescadores. La casa de hermandad del Paso Morado en Lorca es el
lugar donde se cocina el cordero del paso, obra de Nicolás Salzillo (padre de
Francisco), para que esté listo a las diez de la mañana del Jueves Santo,
mientras que las Clarisas se encargan de hornear el panecillo de Jesús y de
cada apóstol, excepto Judas, al que no se le obsequia.
En Cáceres el paso de la Cena
representa a Cristo de pie en el frontal sosteniendo el pan, junto a la jarra y
la palangana del lavatorio de los pies. El protagonismo no está en la mesa,
pero sobre ella descansa una figura simbólica, el Cordero místico. También
sorprende la Santa Cena de la localidad valenciana de Gandía, que no es
escultórica sino viviente. Trece cofrades procesionan sobre las andas
caracterizados como Cristo y los Doce Apóstoles desde 1977. No tenían recursos
para encargar un paso, apostaron por la representación viviente y cuajó. Cada
cinco minutos, el personaje de Cristo eleva el pan y el vino para recordar el
misterio representado. La costumbre de colocar fruta real sobre la mesa
hubieron de desterrarla, para evitar el acoso de las moscas, que no molesta a
los apóstoles de madera pero sí a los de carne y hueso.
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41ª Entrega (Jueves 12-Marzo-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: La Santa Espina (Hermandad del Valle, Sevilla) de Alberto García Soto
¿Dónde se conservan reliquias de los atributos de la Pasión?
Estos atributos de la Pasión, los llamados Arma Christi, armas de Cristo en su
Pasión, encabezados por la Cruz, aparecen continuamente en la heráldica de las
cofradías, bordados en estandartes, como iconografía de los carrozas
procesionales, como insignias que son portadas en los cortejos, e incluso
existen pasos de los Atributos de la Pasión, alguno de ellos ya mencionado en
preguntas anteriores. Una de las colecciones de atributos más completa en
Salamanca es la que aparece en la manta que cubre la imagen de Cristo Nuestro
Bien en el Santo Sepulcro. Más sencillo resulta verlos en banderas, en carteles
de las andas, o sostenidos por angelitos como los que escoltan al Flagelado o
al Lignum Crucis. Precisamente este paso, el titular de la Cofradía de la Vera
Cruz, contiene una reliquia de la Santa Cruz, es propiamente la Vera Cruz, la
Verdadera Cruz, traída de Jerusalén en 1724. Los fragmentos mayores se
conservan en Roma y en Santo Toribio de Liébana.
Son muchas las reliquias de los atributos de la Pasión
veneradas en diferentes lugares y aceptadas en la Tradición de la Iglesia,
principalmente en Roma y en Tierra Santa. Comenzando por la Santa Cena, que se
recuerda en la mesa conservada en la basílica romana de San Juan de Letrán, en
el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia
y en el Sagrado Mantel de la Catedral de Coria. De las treinta monedas
que recibió Judas como pago por su traición se conservan tres en la Catedral de Génova y otra en la
Santa Cruz de Roma. El monasterio de El Escorial guarda algunas cuerdas con que
ataron al Señor, mientras que la iglesia de San Francisco, en Roma, hace lo
propio con el lienzo con el que le cubrieron los ojos para burlarse de Él. La
Escala Santa del pretorio también fue a Roma, junto a fragmentos de la columna
a la que se le ató para la flagelación, cuya mayor parte se conserva en
Jerusalén. La corona se halla en París, aunque las espinas se han repartido por
todo el mundo. Por ejemplo, la sevillana Hermandad del Valle saca la Santa
Espina en su procesión del Jueves Santo. La Santa Faz obtenida por la Verónica
es otra de las reliquias más veneradas, aunque se tienen por ciertas las de
Roma, Venecia y la Catedral de Jaén. Argenteuil (Francia) y Tréveris (Alemania)
custodian las vestiduras de Jesús, mientras que los clavos de la crucifixión se
distribuyen entre Roma, el Palacio Real de Madrid y muchos otros lugares. La
esponja y la punta de la lanza se veneran en París, Oviedo conserva el Santo
Sudario que cubrió la cabeza del Señor, y Turín la Sábana Santa en que se
envolvió su cuerpo.
En definitiva, muchos vestigios venerables de la Pasión, con
mayor o menor verosimilitud en su autenticidad, cargados de historia y de
sincera devoción, que ante todo remiten a la persona de Cristo, que los escogió
por “armas” para su batalla redentora.
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40ª Entrega (Jueves 05-Marzo-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
¿Por qué la tradición del primer viernes de marzo?
“En la Iglesia universal, son días y tiempos
penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma” (Canon
1250). El primer viernes del mes de marzo, que casi todos los años se enmarca
ya dentro del período cuaresmal, numerosas imágenes de Cristo bajo las
advocaciones del Nazareno, Rescatado o Medinaceli, reciben la veneración de los
fieles en forma de besapiés. A las prácticas penitenciales del ayuno y la
limosna se les une esta manera singular de oración. Muchas de estas devotas
imágenes están de forma permanente en besapiés, o al menos todos los viernes
del año o los primeros de cada mes, pero la recomendación cuaresmal de
contemplar la Pasión
de Cristo ha subrayado el primer viernes de marzo como su día de fiesta, en el
que se cuentan por cientos de miles los que acuden a alguno de los templos a lo
largo de la geografía española.
Para profundizar en esta tradición anual hay que mirar a la
iglesia madrileña de Jesús de Medinaceli. Esta imagen de Jesús Nazareno,
tallada en Sevilla, fue llevada por los padres capuchinos a la plaza española
de San Miguel de Ultramar, en Marruecos, donde cayó en manos musulmanas en
1681, siendo ultrajada públicamente. Rescatada por los padres trinitarios, cuyo
carisma es la redención de los cautivos, en 1682 llegaría a Madrid. Cuenta la
leyenda que los frailes acordaron con el rey musulmán que pagarían su peso en
oro, y que la balanza se equilibró con treinta monedas. Pronto gozó del favor
popular, constituyéndose una Real Esclavitud de Jesús Nazareno. La casa ducal
de Medinaceli se erigió en protectora de la naciente cofradía y de la devoción
a la imagen, por lo que terminó cambiándose su advocación. Precisamente edificarían
la nueva capilla del Cristo en 1895, y se encargó de su custodia a los padres
capuchinos, quienes en su momento la habían encargado y trasladado a tierras
africanas. En esos años finales del siglo XIX, con las posibilidades del nuevo
templo, parece tener origen la costumbre de besar el pie de la imagen cada
primer viernes de mes, y en particular el de marzo. Sale en procesión en la
tarde del Viernes Santo.
La imagen de Jesús de Medinaceli logró esquivar la ola de
destrucción de templos e imágenes sagradas por odio a la fe en los años
treinta. La Junta del Tesoro Artístico del gobierno republicano la envió a
Ginebra a comienzos de 1939, retornando pocos meses después a Madrid, una vez
concluida la Guerra Civil. En los años cuarenta se potenciaría la devoción al
Cristo de Medinaceli por toda España, fundándose cofradías de esta advocación
en diferentes ciudades, asociadas a la Archicofradía Primaria Nacional de la
Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús Nazareno, con sede en la
capital de la nación. En Salamanca comienza a celebrarse en esa época el
besapiés a Jesús Rescatado, vinculado iconográfica e históricamente a esta
advocación madrileña, cada primer viernes de marzo. El 1 de septiembre de 1973
el Papa Pablo VI elevó el templo del Cristo de Medinaceli a la categoría de
basílica menor. Le ofrecieron una réplica de la imagen y la besó, diciendo: "Que el beso del Papa a esta imagen de
Nuestro Padre Jesús lleve la bendición a cuantos la besan y veneran en Madrid”.
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39ª Entrega (Jueves 26-Febrero-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografías: Acto del Descendimiento en Lima (Perú) y en Bercianos de Aliste (Zamora)
¿Procede el Descendimiento de Hispanoamérica?
“La Cofradía de la Cruz de la ciudad de Salamanca, habiendo
entendido que en los lugares principales de los reinos del Perú y Nueva España
se ha instituido el Descendimiento de la Cruz y la procesión del Entierro de
Nuestro Señor Jesucristo que se celebra las tardes del Viernes Santo de cada
año, y a su imitación se ha empezado a hacer lo mismo en la villa de Madrid y
otros lugares de estos reinos con mucha edificación de los fieles cristianos, y
deseando que esta ciudad participe de esta devoción, con licencia de Su Señoría
don Luis Fernández de Córdoba, obispo de ella y electo de Málaga, habiendo
hecho diferentes juntas y cabildos, ha ordenado lo siguiente…”.
Sigue la forma y manera en que
debía desarrollarse la ceremonia del Descendimiento y la procesión del Santo
Entierro, en las ordenanzas fundacionales de estos actos aprobadas el 5 de
marzo de 1615, ahora hace cuatrocientos años.
El preámbulo que justifica la
novedad planteada por la Vera Cruz, que hasta entonces salía en procesión
únicamente el Jueves Santo, nos hace mirar a las celebraciones del
Descendimiento en la América española, luego emuladas en la España peninsular, que
parecen ser el origen de la tradición adoptada en Salamanca cuatro siglos
atrás. No obstante, para acercarnos a sus raíces más profundas, conviene
remontarse a los autos sacramentales surgidos en la Edad Media, dramatizaciones
litúrgicas que abordaban, entre otros episodios sagrados, la Pasión de Cristo.
Se inspiran en ceremonias de procedencia oriental, como las ya celebradas en
Jerusalén en los primeros siglos del cristianismo.
Los autos de Pasión solían incluir
la adoración de la Cruz, el descendimiento y el entierro y luego la visita al
Sepulcro, con participación de actores reales excepto la imagen de Jesús. El
documento más antiguo de un Cristo articulado para realizar un Descendimiento
pertenece a un monasterio benedictino en Barking, cerca de Londres, y está
fechado en 1370: “Se desenclavaba la
imagen, posteriormente se envolvía en costosas telas y era llevada hasta el
sepulcro, donde permanecía hasta el Domingo de Resurrección rodeada de velas
encendidas”. En Alemania era muy común durante el siglo XV esta ceremonia,
sobre todo en conventos y abadías. En España, el ejemplo más antiguo de
Descendimiento o Desenclavo corresponde a la Catedral de Palma de Mallorca, de
la segunda mitad del siglo XV, que continúa celebrando el Davallament de la Creu
cada Viernes Santo. En la misma isla, Pollensa también lo celebraba. Así mismo,
la Catedral de León organizaba por esas fechas una “representación de la Pasión en el Viernes de la Cruz” que
probablemente incluyese el Descendimiento. Cristos articulados de ese tiempo o
anteriores los encontramos en Segovia (Cristo de los Gascones, quizá modificado
posteriormente), Burgos, Palencia, Orense… Fue una práctica generalizada desde
finales del siglo XV, extendiéndose a diversas regiones.
La evangelización de América
durante el siglo XVI trasladó, de la mano de los misioneros españoles, el
Descendimiento a aquellas tierras, que lo hicieron suyo y supieron entroncarlo
con su tradición local. Por ejemplo, en Lima (Perú) lo inició en 1620 la
Cofradía de la Soledad, fundada en 1603
por un grupo de españoles procedentes de Sevilla. Tras dos siglos en que se
había perdido, fue recuperado en 2012. Algunos lugares de España recibieron de
vuelta esta práctica, fomentada singularmente por los religiosos franciscanos.
Descendimiento en Lima (Perú)
Descendimiento en Bercianos de Aliste (Zamora)
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38ª Entrega (Jueves 19-Febrero-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: José Fernando Santos Barrueco
¿Salía en Salamanca "la procesión de los nazarenos"?
Y lo hizo durante casi dos siglos. A esos tiempos nos
remontaremos este domingo primero de Cuaresma, cuando la Cofradía de la Vera
Cruz abra los actos conmemorativos que durante el bienio 2015-2016 nos
recordarán el 400º aniversario de los actos centrales e históricos de la Semana
Santa salmantina: el Descendimiento, el Santo Entierro y la Procesión de
Resurrección. Otros dos actos formaban con los mencionados el programa
procesional salmantino, pero tanto la antigua procesión del Jueves Santo,
heredera de la disciplina, como “la procesión de los nazarenos” del Miércoles
Santo, quedaron englobadas en la Procesión General del Viernes Santo, que
asumió la precedente denominación “del Santo Entierro”, según decreto del
obispo Tavira en 1806.
Si la Vera Cruz quiso añadir a su desfile de disciplina del
Jueves Santo, el día propio para muchas cofradías con este título, primero en
1615 los actos del Viernes Santo y luego en 1616 los del Domingo de
Resurrección, también acordó organizar una procesión destinada a evocar el
camino hacia el Calvario y exaltar el misterio de Jesús con la Cruz a cuestas.
Fue “la procesión de los nazarenos”, cuyas ordenanzas datan del 27 de enero de
1617, prestándose como mayordomo don Juan de Santillana durante “todos los días de su vida”.
Este desfile se pensó para la madrugada del Viernes Santo,
debiendo salir de la Capilla de la Vera Cruz a las cuatro de la mañana. Todavía
hoy muchas procesiones y cofradías de Jesús Nazareno o Camino del Calvario se
celebran en la madrugada y la mañana del Viernes Santo: Zamora, León, Murcia,
Palencia, etc. Sin embargo, probablemente porque la Vera Cruz ya tenía otros
actos el Jueves y el Viernes Santo, “la procesión de los nazarenos” pronto se
adelantó a la tarde-noche del Miércoles Santo.
Indican las ordenanzas que abría marcha el pendón de la
Cofradía de la Vera Cruz “sin campanilla,
ni trompetas ni otra cosa alguna que se toque”. El hábito de los nazarenos
debía ser túnica morada de holandilla con capillo cubriendo el rostro, soga,
los pies descalzos y una cruz poco pesada al hombro. Esta indumentaria ha
llegado a nuestros días como hábito de la Congregación de Jesús Nazareno,
fundada en 1686 por devotos que participaban en esta procesión. El reglamento
es estricto con el silencio, que obligaba incluso a mayordomos y limosneros. En
cuanto a los pasos, salían dos sobre tableros: Jesús con la Cruz a cuestas en
el primero y la Virgen y San Juan en el segundo.
También se diferenciaba de las otras procesiones en el
itinerario. Si bien las ordenanzas de 1617 preveían que llegara hasta la
Catedral y describiera un recorrido similar al Santo Entierro, en su momento se
optó por que saliera extramuros por la puerta de Villamayor, llegando a un
crucero en el paraje conocido como El Calvario (zona de los barrios San
Bernardo-Oeste), de manera que se emulara la conducción de Cristo hacia el
Gólgota. Algo similar ocurre en Zamora: mientras la Vera Cruz y el Santo
Entierro se dirigen hasta la Catedral, Jesús Nazareno hace estación en las Tres
Cruces.
Al retornar a la Vera Cruz y entrar el paso de Jesús con la
Cruz a cuestas en la Capilla, determinan las ordenanzas que se descubriría en
el humilladero del Campo de San Francisco la imagen de Cristo Nuestro Bien
crucificada y se convocaría a los cofrades para los Santos Oficios, el
Descendimiento y la Procesión del Santo Entierro que tendrían lugar apenas unas
horas después. Evidentemente, esta última parte del ceremonial dejó de hacerse
al trasladarse “la procesión de los nazarenos” al Miércoles Santo.
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37ª Entrega (Jueves 12-Febrero-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: "La Regenta" y "Saeta del Ruiseñor"
¿Han aparecido procesiones en películas y series de televisión?
Una tradición tan arraigada en la cultura española como las procesiones de Semana Santa ha sido abordada por las artes, muy especialmente por la literatura en sus diversos géneros, la fotografía, la pintura… La música o la escultura se han asociado con ella de manera bien conocida, pero también el cine y la televisión han reflejado los desfiles penitenciales.
Algunas películas o series basadas en novelas no han prescindido en sus adaptaciones de estos intensos momentos de procesión. Muy célebre es la escena de “La Regenta”, en la que doña Ana Ozores, interpretada por Aitana Sánchez-Gijón, marcha vestida de morado, descalza y coronada de espinas, por las calles de la heroica Vetusta (Oviedo) en la noche de Viernes Santo. La novela de Leopoldo Alas Clarín fue adaptada para Televisión Española por Fernando López-Leite y estrenada en 1995. “El obispo leproso”, unos años anterior, basada en la novela homónima de Gabriel Miró, nos traslada hasta la ciudad de Oleza (Orihuela), donde la Semana Santa está muy integrada en el quehacer y sentir de sus gentes, tal y como se aprecia en las escenas procesionales.
La Semana Santa de Sevilla es utilizada como escenario de un thriller dirigido por Mateo Gil en 1999, “Nadie conoce a nadie”, y también aparece en la película norteamericana “Misión: Imposible 2”, estrenada al año siguiente, que la mezcla en un auténtico despropósito con las Fallas valencianas o los Sanfermines pamploneses.
Se pueden rastrear otras alusiones a las procesiones o las cofradías, como la escena inicial de “Volavérunt” (Bigas Luna, 1999), inspirada en la célebre pintura de Goya “Procesión de disciplinantes”. En “Tiovivo c. 1950” (José Luis Garci, 2004), Romualdo, el personaje interpretado por Andrés Pajares, revela su origen zamorano y dice salir en la procesión “de las Capas Pardas”, fundada en esa década de los cincuenta.
No podía faltar la Semana Santa en la filmografía tan popular de Joselito. En la exitosa “Saeta del ruiseñor”, rodada en 1957 en la localidad cordobesa de Priego, el niño prodigio canta al Nazareno pidiéndole por su amiga ciega. Esta imagen de Cristo tiene un mecanismo que permite que mover el brazo derecho para impartir la bendición, instante que también recoge la película.
Otra serie muy conocida, “Curro Jiménez”, en su primera temporada incluye el capítulo titulado “La Dolorosa”, en el que una imagen de la Virgen es llevada desde el taller del imaginero en Sevilla hasta una ermita en Écija, parando en ventas y pueblos por el camino. Un trayecto similar pudo hacer, a comienzos del siglo XVIII, la Dolorosa de la Vera Cruz desde Madrid hasta Salamanca.
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36ª Entrega (Jueves 05-Febrero-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Traslado del Cautivo a su paso por el Hospital Civil de Málaga (www.elmundo.es)
¿Algunas procesiones tienen como fin visitar a los enfermos?
Cada 11 de febrero, coincidiendo con la memoria de la Virgen
de Lourdes, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Los enfermos se
cuentan entre los preferidos del Señor, que les curó y confortó durante su paso
salvador por este mundo y les sigue alentando a través del sacramento de la
unción de enfermos y cada vez que se pone en práctica la obra de misericordia
corporal de visitar a un enfermo: “Estuve
enfermo y me visitasteis. ¿Cuándo te vimos enfermo y fuimos a verte? Cuando lo
hicisteis con uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hicisteis”
(Mateo 25).
Es buena ocasión esta Jornada del Enfermo para recordar
algunos ejemplos de cofradías que en sus desfiles procesionales se acercan
hasta un centro hospitalario, una residencia de ancianos o algún centro
asistencial donde se atiende a enfermos, y comparten con ellos una oración ante
la imagen que, por razón de sus circunstancias, estas personas no pueden
contemplar desde la acera. Ya que la enfermedad les impide ir a la procesión,
es la hermandad la que viene a ellas para traerles la esperanza que les regala
Jesús. En Salamanca el ejemplo paradigmático fue la procesión del Cristo del
Amparo, que durante un par de décadas de la mitad del siglo XX fue llevado
hasta el Hospital Provincial y el Hospital de la Santísima Trinidad en la tarde
del Miércoles Santo. La hermandad, fundada por profesionales sanitarios
(médicos, enfermeras, farmacéuticos), aportó a la Semana Santa la hermosa talla
del crucificado que se conserva en la Parroquia del Carmen y, por desgracia, ya
no forma parte de los desfiles tras la desaparición de la cofradía. Como
vestigio de aquella procesión nos queda la estación que realiza la Hermandad
del Vía Crucis en el Hospital de la Santísima Trinidad, antes en la mañana del
Jueves Santo, ahora ya entrada la noche. Recientemente, la hermandad de Jesús
Despojado procesionó a su titular mariana, la Virgen de Caridad y Consuelo,
hasta la residencia de Calatrava, donde viven sacerdotes ancianos y sus
familiares.
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35ª Entrega (Jueves 29-Enero-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Virgen de la Escuela (www.macuesta.blogspot.com)
¿Cuáles son las devociones callejeras salmantinas?
Si cualquier lugar es bueno
para orar, es decir, para sentir la presencia de Dios y “tratar de amistad” con
Él, como diría nuestra Santa Teresa, las calles y plazas, escenario de nuestro
transitar, también lo son. En todos los pueblos y ciudades de España eran muy
comunes las capillas-hornacinas incrustadas en los muros de edificios civiles o
domicilios, con la imagen de Cristo, la Virgen o algún santo, o bien relieves,
azulejos, cuadros, etc. con motivos religiosos. Servían para santificar de
algún modo el lugar, invitar a la oración y alejar los malos espíritus y las
tentaciones de las malas obras. Precisamente una de estas “devociones
callejeras” sufrió un ataque en Salamanca, en concreto una pintura de la Virgen
Inmaculada que se hallaba en la calle Nevería, cerca de la iglesia de San
Martín. Fue la madrugada del 23 de julio de 1664, cuando el lienzo fue
acuchillado por algún detractor de la creencia en la Purísima Concepción de
María. Tal agravio merecía una reparación solemne y sonada, que terminó
consistiendo en el traslado de la profanada imagen hasta la Catedral, donde el
Cabildo dedicó a la Inmaculada la que todavía hoy conocemos como “capilla del Desagravio”.
Tan magna procesión tuvo lugar el 2 de octubre de 1669. Ya no es posible rezar
en la calle ante esa Inmaculada, pero sí entrando en la Catedral.
Otras imágenes de María sí
conservan su carácter externo, como la Virgen de la Escuela que, iluminada por
un farolillo, podemos ver en la cabecera de la iglesia de San Julián. Esculpida
por Jacinto Bustos Vasallo en el siglo XX, quizá sustituya a otra efigie
anterior. También es posible asomarse y ofrecer una plegaria a la Virgen de los
Toreros, entre la iglesia de Santa María de los Caballeros y el antiguo
convento de las Adoratrices, en el paseo de las Úrsulas. Allí se levantó la
primera plaza de toros que tuvo la ciudad y, como una reliquia de aquel coso,
un cuadro de María Dolorosa, contemplando los tres clavos y la corona de
espinas, conserva las oraciones que le presentaron los lidiadores del siglo
XIX.
Dos relieves nos recuerdan la
secular devoción al santo patrono de la ciudad, Juan de Sahagún. Uno representa
el milagro del Pozo Amarillo, en la calle de dicho nombre, y otro lo muestra
sosteniendo la custodia, en la calle Traviesa junto a la esquina de la calle
Libreros, labrado en 1948 como sustitución de una pintura perdida décadas
atrás, castigada por los elementos.
La ventana del coro de la
iglesia de Sancti-Spíritus, desde la que se puede ver la devota imagen del
Cristo de los Milagros, nos remite a la que debió tener su antigua ermita de
Santa Ana, de la que procede, en la calle actualmente conocida como del Cristo
de los Milagros, entre las de Toro y Azafranal. Como ocurre en muchos
oratorios, a través del ventanal es posible, a cualquier hora, ver la imagen y
rezar ante ella.
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34ª Entrega (Jueves 22-Enero-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: http://parroquiaortodoxadealicante.blogspot.com
¿Celebran procesiones de Semana Santa los hermanos ortodoxos?
En esta Semana de Oración por
la Unidad de los Cristianos, nos acercamos a la celebración de la Semana Santa
en una de estas iglesias hermanas, la ortodoxa, que comparte elementos del rito
oriental con cristianos católicos.
Sólo algunas veces coincide
la fecha de la Pascua de católicos y ortodoxos, puesto que los primeros
seguimos el calendario gregoriano y los segundos se rigen por el juliano. En
2014, por ejemplo, sí coincidieron la Pascua católica y la ortodoxa. En cuanto
al tiempo preparatorio de la Semana Santa, también hay diferencias. La Gran
Cuaresma de los ortodoxos comienza un lunes, siete semanas antes de la Pascua,
y es, como la católica, un tiempo de penitencia y de ayuno. La abstinencia se
refiere a la carne, el pescado, el aceite y el vino. Los viernes están
dedicados especialmente a la Virgen María, con la oración del Acatisto durante
los cinco primeros, y cada domingo tiene un tema central: por ejemplo, el
primero resalta el Triunfo de la Ortodoxia sobre la herejía iconoclasta, en el
tercero se adora la Santa Cruz y el quinto se dedica a Santa María de Egipto,
la pecadora arrepentida.
El Viernes Santo, igual que
los católicos no celebramos la Misa, los ortodoxos no tienen Divina Liturgia,
que es sustituida por el rezo solemne de las horas. En las Vísperas, mientras
se lee el Evangelio correspondiente, el sacerdote se dirige al centro del
templo, donde en la noche anterior se ha colocado el Crucifijo, desciende el
cuerpo del Señor con un lienzo blanco y lo deposita sobre el altar.
Posteriormente, vuelve a salir de su parte reservada, el Santuario, con el
Epitafio, que es una imagen representativa del Entierro de Cristo, y lo deposita
en el Sepulcro colocado en el centro del templo, que antes se ha cubierto de
flores.
Por la noche se rezan las
Lamentaciones y a continuación la Procesión del Epitafio. Esa imagen que
representa el Entierro de Cristo puede ir en andas o ser simplemente una tela
sostenida por cuatro varas, a modo de palio, es sacada a las calles, y los
fieles pasan por debajo, tocándola devotamente. Expresan así que han muerto con
Cristo, han sido consepultados con Él, y con Él esperan la Resurrección. Esta
ceremonia tiene su origen en las procesiones con la Sábana Santa cuando era
custodiada en Constantinopla, por lo que se trata de un rito bizantino. Al
finalizar el desfile, el sacerdote reparte las flores del Sepulcro.
Inspirada en esta tradición
oriental, desde 2004 la Plaza de la Catedral de Oviedo acoge la celebración del
Epitafio dentro de la Procesión del Santo Entierro. Los niños cofrades,
llamados Morabetinos, arrojan flores sobre el Sepulcro donde reposa la imagen
yacente de Cristo Muerto. Luego la Dolorosa hace la correspondiente reverencia
al Hijo.
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33ª Entrega (Jueves 15-Enero-2015)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Alberto García Soto
¿Qué especies componen la fauna de los pasos de Semana Santa?
El 17 de enero, fiesta de San
Antonio Abad, padre del monacato, el venerado San Antón, es el día de los
animales en el calendario de la piedad popular. La bendición de las mascotas y
del ganado marca esta fecha como una de las principales en el ciclo festivo del
invierno. Pongamos la mirada sobre la presencia de los animales en los pasos de
Semana Santa.
Obviamente, el pórtico de la
Pasión, la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén, nos remite a la figura que
en Salamanca conocemos como “la borriquilla”, el animal del que se sirvió Jesús
para ser recibido y aclamado en la ciudad. Según el evangelio de Mateo, los
discípulos, siguiendo su mandato, le llevaron una borrica con su pollino. Ambos
animales aparecen en algunos de los grupos escultóricos representativos de este
episodio, como es el caso de Valladolid, el más antiguo de España. En otros,
como el de Salamanca, sólo figura la borrica. Juan narra que Jesús se encontró
con un asno y se montó en él, para cumplir la profecía.
El otro animal nombrado en
los relatos evangélicos de la Pasión es el gallo que se asocia a las negaciones
de Pedro, tal y como había le anunciado Jesús. Los pasos de las Negaciones
suelen contar con un gallo, a veces sobre una columna, y también lo vemos en
algunos pasos de los atributos de la Pasión. En el de Abanilla (Murcia), en
2012 sacaron un gallo vivo.
Si bien no son mencionados en
los textos bíblicos, algunos artistas han recreado las últimas horas del Señor
representando a militares romanos a caballo, situándolos en el camino hacia el
Calvario o en el mismo Gólgota. Dan lugar a grupos escultóricos muy
espectaculares en muchos casos. Uno de los más célebres es el que monta
Longinos en el paso de la Crucifixión de Medina de Rioseco, que realmente
representa la lanzada que atraviesa el Corazón de Jesús. La Leyenda Dorada hizo
de Longinos un soldado ciego al que una gota de la sangre derramada del Señor
devuelve la vista, provocando su conversión y, tras una vida dedicada a Cristo,
incluso llega a la santidad por el martirio.
Como alegorías de algunas
virtudes, destaca el pelícano del sevillano Cristo del Amor, pues, según la
leyenda, en caso de necesidad el pelícano es capaz de abrir sus entrañas para
alimentar a sus crías, como Jesús, en supremo acto de amor, se da por los
hombres en la Cruz. En la Santa Cena de la Vera Cruz zamorana aparece el perro
de Judas, contraste de la fidelidad del animal con la traición del apóstol.
Curiosamente, el autor de la Santa Cena palentina, Melchor Gutiérrez, talló dos
gatos en este grupo escultórico. Más discreto es el pajarillo que anida en un
olivo del huerto de Getsemaní en el paso sevillano del Beso de Judas.
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32ª Entrega (Jueves 08-Enero-2015) (Primera de la tercera temporada)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: www.bautismodejesus.blogspot.com
¿Qué misterio propio del tiempo de Navidad sale en un paso de Semana Santa?
Si en anteriores preguntas
veíamos cómo la advocación mariana de la Esperanza, propia del Adviento, era
asignada a imágenes de la Virgen Dolorosa, o que el Niño Jesús salía en
procesiones penitenciales, enlazando a través de la alegoría la Infancia de
Jesús con su Pasión, también llama la atención que un episodio de la Vida de
Cristo que la Liturgia ha escogido para culminar el tiempo de Navidad, su
Bautismo en el Jordán, haya sido llevado a un paso procesional en la Semana
Santa, concretamente en la de Cuenca.
Antes de que la del Bautismo fuera una hermandad más de la Pasión conquense, ya
lo era la dedicada a San Juan Bautista. Corría 1912 cuando al templo del
Salvador había llegado una imagen muy valiosa del Bautista, obra de Luis
Salvador Carmona, y se iniciaron los intentos de fundar una cofradía que lo
venerase. Más de dos décadas después sería aprobada y se incorporaría al Miércoles
Santo, trayectoria prontamente truncada por la Guerra Civil, en cuyo contexto
de ignorancia y odio a la fe la imagen de Carmona fue destruida. En 1942, el
Ayuntamiento de Cuenca encargó una nueva talla de San Juan Bautista a Luis
Marco Pérez y se la cedió a la hermandad, que en 1954 pasaría a la Procesión
del Perdón en el Martes Santo. Cobraba sentido la presencia del Bautista, que
señala a Cristo como "el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo", precediéndole en su camino y subrayando que la Pascua de Jesús es
un acto de Amor y de Misericordia para el perdón de los pecados.
Con la intención de definir aún más esta íntima relación entre Jesús y Juan,
"el mayor profeta entre los nacidos de mujer" (Lucas 7,28), un grupo
de cofrades vinculados a la Facultad de Derecho conquense fundaría en 1987 la
Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Ntro. Señor Jesucristo. Tras
la imagen del Precursor que anuncia la llegada de Jesús, este paso escenifica
el momento en que Cristo es bautizado por Juan, comienzo de la vida pública de
Jesús. Se completa así la Procesión del Perdón, en la que además desfilan Jesús
de Medinaceli, Santa María Magdalena y la Virgen de la Esperanza.
Inicialmente sacó un grupo escultórico de Vicente Marín Morte, que en 2000 fue
sustituido por el actual, obra de Antonio Joaquín Dubé de Luque. Las sagradas
imágenes se custodian en la capilla bautismal de la iglesia de San Pedro y la
fiesta principal de la hermandad es la del Bautismo del Señor, el domingo
posterior a la Epifanía, fecha con la que concluye el tiempo litúrgico de
Navidad.
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SEGUNDA TEMPORADA
31ª Entrega (Jueves 18-Diciembre-2014) (Última del año y de la segunda temporada)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Alberto García Soto
¿Por qué algunas Dolorosas llevan una advocación propia de Adviento?
En este caso, la advocación de la Esperanza, que se refiere
ante todo a Nuestra Señora en la Expectación del Parto. En el rito hispano, el
18 de diciembre era la Fiesta de Santa María, luego conservada como memoria de
Nuestra Señora de la Esperanza, aunque actualmente queda integrada en unos días
de especial preparación para la Navidad, del 17 al 24. Las diócesis de Madrid y
Getafe sí conservan esta fiesta de la Virgen de la Esperanza en sus calendarios
propios. Precisamente una característica de la Liturgia de las Horas en esos
días, las antífonas previas al Magníficat, que comienzan todas por “Oh” (Oh sabiduría, Oh renuevo, Oh Adonai, Oh
llave, etc.), hacen que a María en la espera del Nacimiento de Jesús
también se la conozca como la
Virgen de la O.
Un estudio muy recomendable sobre esta advocación puede
encontrarse en el blog Patrimonio y Cofradías. En su trabajo, Javier Prieto da cuenta
de la dedicación de cofradías penitenciales al misterio de la Expectación del
parto en la Sevilla del siglo XVI o en Málaga en la siguiente centuria. Pone
como paradigma la hermandad hispalense de la Esperanza Macarena, cuyo auge ya
en el siglo XX daría lugar a la fundación de numerosas cofradías dedicadas a
Nuestra Señora de la Esperanza o al encargo de imágenes de la Virgen Dolorosa
con esta advocación e inspiradas en el modelo de la Macarena. Así ocurrió en
numerosos puntos de España, como Salamanca o Peñaranda de Bracamonte, por citar
ejemplos de nuestra diócesis, o las vecinas Ávila y Zamora. En la ciudad del
Duero, la Cofradía de Jesús del Vía Crucis se propuso encargar “algo así como la Virgen de la Esperanza de
Sevilla, pero en estilo castellano”. La tallaría en 1950 el escultor Víctor
de los Ríos, que declaró en Radio Zamora: “He
querido, sobre todo, hacer una Virgen enteramente distinta de las andaluzas”.
¿Qué sentido tiene que una titulación propia del Adviento,
de los misterios de la Navidad, se le atribuya a la María sufriente ante la
Pasión de Jesús? Si la Virgen esperó el Nacimiento de Cristo, confiada en la
promesa del Padre y entregada a su Voluntad, también espera, pese al
desconcierto de ver al Hijo apresado y condenado al suplicio, su triunfo
definitivo sobre la muerte. “Mantengamos
firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa”
(Hebreos 10,23). En María, de pie junto a la Cruz, la Iglesia ve el modelo de
la esperanza, una de las tres virtudes teologales junto a la fe y la
caridad. “La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de
los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra
confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino
en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo” (Catecismo de la Iglesia
Católica, nº 1817). Si sus discípulos le abandonan y no son capaces de confiar
en las promesas de la Resurrección, María permanece, sigue esperando, y aguarda
el cumplimiento de las promesas como hizo tras el anuncio del ángel. Por eso,
si Nuestra Señora de la Esperanza es la Virgen del Adviento, también es la Dolorosa que manifiesta
de especial manera la plena confianza de María en las promesas de Dios. El
Espíritu Santo la vuelve a cubrir con su sombra, auxiliándola singularmente en
el trance de la Muerte del Hijo, para que, como Abraham, María espere “contra toda esperanza” (Romanos 4,18).
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30ª Entrega (Jueves 11-Diciembre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: www.elmontecalvario.blogspot.com, www.diariodesevilla.es, www.juntadehermandadesvillarrubia.blogspot.com y www.cofradiamariadesolada.blogspot.com.
¿Por qué sale el Niño Jesús en procesiones de Semana Santa?
“No ha nacido y ya lo queréis matar”, se les dice a menudo a aquellos que viven por y
para los días de Pasión aunque nos encontremos en pleno Adviento. Quizá a algunos
les sorprendiera saber que, en procesiones de la Semana Santa, salen imágenes
del Niño Jesús. Si el Barroco subrayó la humanidad de Cristo, la agonía que
sufrió para la salvación de los hombres, también puso el acento sobre la ternura
que inspira su nacimiento y su vida oculta en la Sagrada Familia de Nazaret.
Los misterios de la Pasión y los de la Infancia convergen en algún modo, y una
presencia muy particular es la de la imagen del Niño Jesús en cortejos
penitenciales.
Varios son los
motivos. Por un lado, la promoción del culto al Nombre de Jesús, alentada al
principio por los franciscanos y muy especialmente por San Bernardino de Siena,
luego por otras órdenes, dio lugar a cofradías con esta advocación (muy
conocida es la leonesa del Dulce Nombre de Jesús Nazareno). La fiesta del
Santísimo Nombre de Jesús, asociada a la circuncisión de Jesús a los ocho días
de su nacimiento, se celebraba el 1 y 2 de enero, aunque tras las últimas
reformas litúrgicas fue suprimida y luego restaurada el 3 de enero. Estas
cofradías, si bien honraban a su titular, que solía ser un Niño Jesús, en
fechas navideñas, por fusión con otras o redefinición de sus actos, en varios
casos se incorporaron a la nómina de la Semana Santa, y en ella siguen. Llama
la atención la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús de Estepa, en Sevilla. El
misterio que escogió es el del Niño perdido y hallado en el Templo, que,
paradójicamente, es quinto misterio gozoso del Rosario y tercer dolor de la
Santísima Virgen. En otro tiempo se escenificaba un encuentro con una imagen
mariana, el hallazgo del Niño, pero ahora sale en un paso enseñando a los
doctores, en la tarde-noche del Miércoles Santo. No hay que olvidar que otro
misterio gozoso, la Presentación de Jesús en el Templo, se asocia al primer
dolor de María, la profecía de Simeón, y que el segundo es la Huída a Egipto,
provocada por la matanza de inocentes que aspiraba a matar a Jesús recién
nacido.
Si en Estepa
procesiona una escena de infancia (a los doce años) en el contexto de la Semana
Santa, en otros lugares sale el Niño Jesús con atributos que prefiguran la
Pasión o incluso le presentan de un modo directo como el que nació para sufrir
por todos (por ejemplo, el Niño Jesús crucificado). Mucho predicamento
tuvieron, sobre todo en monasterios femeninos, los Niños Jesús pasionarios: con
una espina clavada en un dedo como adelanto de la corona, apoyados en una
columna que evoca la flagelación, sosteniendo y mirando la cruz... De la madera
del pesebre-cuna del Señor se llega a la madera de la Santa Cruz, como en las
imágenes del Niño Jesús que duermen sobre una cruz.
En Marchena
(Sevilla), la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús acompaña el Jueves Santo a un
Niño Jesús ataviado como Nazareno, con la cruz a cuestas. En la provincia de
Ciudad Real hay varios ejemplos, casi siempre en pasos portados por niños. En
Campo de Criptana salen dos, con similar iconografía del Niño Jesús con la
cruz, procedentes de Olot. En la capital sale el Niño Jesús de la Paz el
Domingo de Ramos, precediendo al grupo de la Entrada en Jerusalén. En
Villarrubia de los Ojos, el Niño Jesús Carpintero talla su propia cruz,
mientras que un Niño Jesús de la Bola y la Virgen Niña salen también junto a
las cruces del Calvario. Un paso alegórico tiene Daimiel, el llamado “pasillo”
de la Cofradía de María Desolada, en el que, a los pies de la Cruz, duerme el
Niño de la Divina Pasión, tapado por un pañal que alude al paño de pureza del
Crucificado. En la vecina provincia abulense, en concreto en la Cofradía de la
Vera Cruz de Arévalo, encontramos el Niño Jesús Nazareno, que viste de morado
como un penitente, porta la cruz y es llevado por los niños cofrades. Son ellos
los que en Cehegín (Región de Murcia) sacan un Niño Jesús apoyado en la Cruz , muy parecido al que procesiona
en la tarde del Viernes Santo por las calles de Oviedo, portado por los que son
conocidos como “los morabetinos de la Dolorosa”.
Otra
iconografía llamativa es la del Niño Jesús Resucitado. Lo cierto es que en
muchos lugares, ante la ausencia de imagen de Cristo Resucitado, se utiliza una
del Niño Jesús (casi siempre con iconografía propia de la infancia, con el orbe
sobre el que Cristo reina: “Niño Jesús de la Bola”) para el encuentro con la
Virgen en la mañana de Pascua. También se recurre, por ejemplo en Palencia, al
Santísimo Sacramento. En Guillena (Sevilla) se sirven de un Niño Jesús de unos
doce años, el Niño perdido y hallado en el Templo. Se une así el pasaje bíblico
del encuentro de María con su Hijo en la infancia con el encuentro pascual de
la Virgen con el Resucitado, propio de la Tradición. Esta relación entre la
infancia y la Resurrección nos traslada al renacimiento que supone el bautismo,
y a la pureza representada en los niños. “De
los que son como ellos”, enseña Jesús, “es
el Reino de los cielos”. En nuestra Semana Santa salmantina, remite a esta
realidad el cortejo infantil que precede a la imagen de Jesús Resucitado, un
bullicioso tramo compartido por niños de todas las cofradías penitenciales,
invitadas sin excepción a la procesión de Pascua.
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29ª Entrega (Jueves 04-Diciembre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Germán Moreno Alonso
¿Cómo está presente la Inmaculada en las cofradías salmantinas?
“Si quiso y no pudo, no es Dios. Si pudo y no quiso,
no es Hijo. Digan, pues, que pudo y quiso”. El pueblo fiel, muy
especialmente en España y en nuestra ciudad de Salamanca, reclamó durante
siglos que fuera reconocida la Inmaculada Concepción de la Virgen María, y así
lo definió en 1854 el Papa Pío IX, “que
fue preservada de toda mancha de pecado original por singular gracia y
privilegio de Dios en atención a los méritos de Jesucristo”. El nuevo dogma
de fe venía precedido ya de una tradición dilatada en el tiempo, con reflejo en
el arte, la liturgia e incluso la esfera social y política. No hay que olvidar
que en 1618 se adhirieron a la causa inmaculista tanto el Concejo salmantino,
con voto solemne ante Santa María de la Vega, como la Universidad de Salamanca.
Desde cien años atrás ya extendía el culto a la Purísima una cofradía
impulsada, como la de la Santa Cruz, por los franciscanos. Estas dos
corporaciones quedarían unidas a partir de 1527, con fusión definitiva en 1532,
dando lugar a la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz del Redentor y de la
Purísima Concepción de la Virgen, Su Madre: la Vera Cruz, decana de nuestras
hermandades, que celebra fiesta titular cada 8 de diciembre y atesora en el
retablo mayor de su capilla una majestuosa Inmaculada de Gregorio Fernández.
Obviamente, es en las
procesiones de la Vera Cruz donde más elementos concepcionistas ver. Cuando a
mediados del siglo XX se decidió dotar la cofradía de un hábito penitencial, se
escogieron los dos colores propios de la Purísima, el blanco y el azul.
Igualmente, las varas de los dos maestros de ceremonia de cada desfile incluyen
la efigie de la Inmaculada. Más reciente, de 2006, es el estandarte de la
Inmaculada, cuya imagen central fue realizada por las Esclavas del Santísimo,
conservando el bordado externo de Manuel García Bellido (2004). Sustituyó a
otra imagen del emblema de la cofradía, puesto que se optó por conservar el
estandarte anterior, de 1985, que reproducía el propio anagrama, y que de esta
manera estuvieran presentes las dos titulaciones de la cofradía en sendos
estandartes. Ambas, Cruz e Inmaculada, se reúnen en la cruz de guía de la procesión del Resucitado, que alberga una imagen de la Purísima. Esta insignia fue elaborada por Jesús López Martín. Pequeñas figuras policromadas de la Inmaculada pueden verse en las
andas del Lignum Crucis y del Santísimo Sacramento (también en el frontal del
paso de La Piedad, de la Hermandad Dominicana), así como otra plateada en las
de Virgen de la Amargura y Virgen de la Alegría, imagen ésta que cuenta con una
indumentaria inspirada en la iconografía de la Inmaculada para uso en la sede
de la cofradía, donde se custodia.
Precisamente en la vestimenta
de algunas imágenes marianas, como la Soledad, la Esperanza o el Rosario,
también advertimos algunas veces cambios con motivo de la Solemnidad del 8 de
diciembre, apostando por el azul propio de este día, color que además es
litúrgico en España y los pueblos hermanos por especial privilegio. La
Hermandad de Jesús Despojado ha elegido esta fecha para el besamanos de su
titular mariana, la Virgen de Caridad y Consuelo, que fue bendecida con manto
azul. Saca esta hermandad otra insignia inmaculistas, el llamado Sine Labe
Concepta (taller de bordado de la propia cofradía, 2013). La misma leyenda “Sin pecado concebida”, pero en
castellano, es la que acompaña a la imagen de María en el estandarte de Nuestra
Señora de las Angustias, de la Congregación de Jesús Rescatado. Para la
Seráfica Hermandad el día de la Inmaculada es fecha de cabildo general
ordinario, la de Cristo Yacente lleva en su emblema el jarrón de azucenas
identificativo de la pureza de la Virgen y propio de su sede canónica, la
Catedral, mientras que la Archicofradía del Rosario ha encontrado en la
iconografía tradicional de la Purísima algunos elementos presentes en su imagen
titular, como la luna en creciente bajo sus pies, procedente del texto del
Apocalipsis: “la mujer vestida de sol,
coronada de doce estrellas, con la luna por pedestal”. Esas doce estrellas
podemos contarlas en las coronas de algunas imágenes marianas salmantinas, que
honran a María como la Reina y Madre que, con gran devoción y desde hace
siglos, el pueblo cristiano de Salamanca ha proclamado Inmaculada.
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28ª Entrega (Jueves 26-Noviembre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
¿Son "las posadas" las procesiones de Adviento?
“Porque no encontraron sitio en la posada”, nos dice el
Evangelio de Lucas. A un establo fueron a parar María y José aquella primera
Nochebuena de la Historia y sobre un pesebre acomodaron al recién nacido Jesús.
En este tiempo de Adviento, Jesús sigue llamando a las puertas de nuestras
posadas, para nacer en cada uno de nosotros si le hacemos hueco, y esta
insistencia en la llamada obedece una hermosa tradición procesional: “las
posadas”.
Esta costumbre surgió a finales del siglo XVI en el convento
de los agustinos en Acolmán (Méjico), por iniciativa del toledano Fray Diego de
Soria. Los nativos aztecas venían celebrando cultos a sus dioses en fechas coincidentes
con la Navidad, el solsticio de invierno, con un final cruento, el sacrificio
de un hombre. Conservando la parte lúdica que precedía a este hecho pero
reorientándola en clave cristiana, consiguieron ir transmitiendo a la población
los misterios de fe referidos al nacimiento de Jesús. Para ello, diseñaron unas
celebraciones que comenzaban con la convocatoria en los atrios de las iglesias
durante los nueve días previos a Navidad, del 16 al 24. Primero rezaban el
Rosario, luego representaban algunos pasajes navideños de forma teatralizada y
concluían repartiendo dulces y frutas mientras juntos cantaban villancicos.
Esas representaciones evolucionaron hacia unas procesiones desde la iglesia a
las casas, cada día a una diferente. La comitiva acompaña con luces a sendas
imágenes en andas de la Virgen María y su esposo José, “los Santos Peregrinos”,
junto a un burro y un ángel que va guiando. Van rezando un misterio del Rosario
durante el recorrido. Al llegar a la casa, los fieles llaman a la puerta y la familia
anfitriona, tras un diálogo en forma de letanía, abre finalmente la puerta.
Entran al patio de casa “los Santos Peregrinos” y allí se rompe una piñata con
forma de estrella de siete puntas (cada punta es un pecado capital). Los dulces
y frutas que caen representan los dones de Dios, el palo con que se rompe su
fortaleza y la venda de los ojos, la fe ciega en Él.
Estas “posadas” se celebran en Méjico, Guatemala, Honduras,
El Salvador y Panamá. Con algunas variantes, la “novena de aguinaldos” es similar
en Colombia, Ecuador y Venezuela. En España subsiste un ejercicio análogo, “las
jornadas”, en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta, y también “las
posadas” en algunos conventos carmelitanos. Propias de Italia y de este tiempo
de Adviento son las procesiones de “la clara estrella”.
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27ª Entrega (Jueves 20-Noviembre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
¿Qué tipos de cruces aparecen en los emblemas de las cofradías salmantinas?
Los cristianos nos reunimos
“en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” haciendo la señal de la
cruz. Nuestras procesiones las abre la cruz de guía, que va marcando el camino
de forma luminosa. No es raro entonces que muchas de las cofradías lleven la
gran señal de la fe cristiana a sus emblemas, como carta de presentación y
declaración de principios. Todas estas cruces de los anagramas se refieren,
claro está, a la Santa Cruz de Cristo, pero no todas las cruces son iguales.
Repasamos con brevedad las cruces que aparecen en los escudos de algunas
hermandades salmantinas.
La Cofradía de la Vera Cruz,
y por extensión la de la Oración del Huerto que nació como su filial, presenta
en su escudo una “cruz del Calvario”, cruz latina con dos escalones que evocan
la escalera del Descendimiento y un semicírculo que se refiere también al
Gólgota. El sudario se enmarca en el modelo “cruz de penitencia”. Cruz latina
es también la de la Cofradía de Cristo Yacente, la de Jesús Amigo de los Niños,
la del Cristo del Amor y de la Paz, y lo era la de Jesús de la Promesa. Son
cruces cuyo tramo horizontal se cruza dejando un cuarto del vertical por encima
de la intersección y tres cuartos por debajo.
Por su parte, la Seráfica
Hermandad y la de Jesús del Perdón presentan una cruz griega potenzada
circunscrita a un cuadrado que recuerda en algo a forma de la Cruz de
Jerusalén. Griega es la cruz sobre la
que Jesús Flagelado superpone el emblema de las Congregaciones Marianas. La
Congregación de Jesús Nazareno se identifica con una cruz también latina, pero
con círculos a modo de cantoneras. Por su parte, las extinguidas cofradías del
Cristo de las Batallas y el Cristo del Amparo escogieron cruces representativas
de los colectivos que las fundaron. La de excombatientes adoptó la Cruz de
Santiago, una orden militar, mientras que la de los médicos eligió una versión
de la Cruz de Malta en verde, insignia de una orden hospitalaria. Las ocho
puntas de la Cruz de la Orden de Malta se refieren a las ocho bienaventuranzas.
Por razón de su vinculación a
la Orden de Predicadores, tanto la Hermandad Dominicana como la Archicofradía
del Rosario se definen con la cruz dominicana, flordelisada en blanco y negro.
Lo mismo ocurre con la Congregación de Jesús Rescatado y la Hermandad del Vía
Crucis, que identificamos con la cruz trinitaria, en la que el tramo azul
horizontal sería el Hijo, el tramo vertical rojo el Espíritu Santo y el fondo
blanco el Padre. Como reconocimiento a sus sedes canónicas, Jesús Despojado usa
la Cruz de San Benito y la Oración del Huerto la de la Orden del Carmen.
Algunos de estos símbolos y
otros fueron muy bien explicados recientemente por los cofrades participantes
en el itinerario formativo “Paso a Paso” que organiza nuestra Diócesis de
Salamanca.
Emblema de la Hermandad Dominicana Emblema de la Seráfica Hermandad
Emblema de la Congregación de Jesús Rescatado
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26ª Entrega (Jueves 13-Noviembre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografías: Ángel Hernández Torres y www.confrariasantcrisdelagonia.org
¿Qué encuentros de cofradías por advocaciones ha acogido Salamanca?
Ante la reciente noticia de que una hermandad salmantina, la
de Jesús Despojado, acogerá en 2015 la segunda edición del encuentro nacional
de cofradías que comparten esa misma advocación, podemos recordar otros cuatro
eventos similares que ha acogido Salamanca. Dos hermandades, la Universitaria y
la del Cristo de la Agonía, los convocaron por vez primera con motivo de sendos
aniversarios, pero su iniciativa no fue continuada con la periodicidad que
requieren estos encuentros si aspiran a consolidarse como una cita de
referencia.
La Hermandad Universitaria programó el Primer Encuentro de
Hermandades Penitenciales Universitarias, celebrado del 27 de febrero al 1 de
marzo de 1998, dentro de los actos de su cincuentenario fundacional. En
colaboración con la Universidad de Salamanca, cuyo rector presidió la apertura
del encuentro, se programó una intensa jornada académica con tiempo para la
teología, el arte, la etnografía, el derecho, la poesía y el cine,
proyectándose “Cristo en la ciudad”, de Marcel Hanoun, en la Filmoteca Regional.
La iglesia de la Clerecía acogió la Misa de clausura. Tres años después, del 1 al 4 de marzo de
2001, sería la Seráfica Hermandad la que ejerciese de anfitriona de cofradías
procedentes de varios puntos de España y puestas bajo la protección de una
imagen del Cristo de la Agonía. Reflejo
de estos días de confraternidad pudo verse algunos años en la procesión del
Jueves Santo, manifestado en los hábitos de alguna de esas hermandades. Más
afianzada en el tiempo ha resultado la vinculación de la cofradía universitaria
salmantina con la vallisoletana, con la que además de apellido comparte
advocación, el Cristo de la Luz.
Quizá más recordados, por haber incluido una procesión
extraordinaria en su programa, sean la XXIª Peregrinación Nacional de Cofradías
de la Vera Cruz de septiembre de 2004 y el XXXIIº Encuentro de Hermandades de
Ntra. Sra. de la Soledad, en octubre de 2005. La Vera Cruz acogió la reunión
anual de cofradías cruceras, que forman una Confraternidad con sede en Sevilla.
Se programó una sesión de conferencias en el auditorio San Blas, una visita a
la ciudad y recepción en el Ayuntamiento y una procesión con el Lignum Crucis
hasta la Catedral Vieja, donde el Obispo presidió la Eucaristía. El paso
titular regresó tras la misma a la Capilla de la Vera Cruz y allí culminó con
la ofrenda floral de cada cofradía a la Inmaculada, antes de la comida de clausura.
Por su parte, la Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad logró
reunir a unos mil quinientos cofrades soleanos de toda España y desarrollar una
serie de ponencias en el Palacio de Congresos, un certamen de bandas y una cena
de confraternización, finalizando el encuentro con una Misa en la Catedral
Nueva presidida por el Obispo y procesión extraordinaria de la Virgen, sin el
palio, hasta la Plaza Mayor, donde el alcalde colocó una medalla a la imagen de
Benlliure, en un domingo muy lluvioso.
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25ª Entrega (Jueves 06-Noviembre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografías: Alberto García Soto
¿Por qué se denomina Nuestro Padre a algunas imágenes de Jesús?
"Padre, aparta de
mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya", ora Jesús en
Getsemaní. "Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu", reza Jesús en la Cruz. Son apenas dos
frases de las últimas horas de Cristo, bien conocidas por los cofrades. Del
mismo Cristo que se dirigía a su "Abba,
Padre" y enseña a los apóstoles a decir "Padre nuestro...". Es Jesús el Hijo único que el Padre
ha entregado por amor a los hombres y para su salvación. El Padre y el Hijo
que, junto al Espíritu, son las tres personas divinas en la unidad de amor que
es el único Dios.
Entonces, ¿por qué hablamos de Nuestro Padre Jesús Nazareno o de Nuestro Padre
Jesús Flagelado? ¿Por qué Jesús del Perdón, o Jesús Despojado, o Jesús de la Pasión son invocados como
"Nuestro Padre"? De entrada, parecería una grave confusión teológica
deslizada desde antiguo en el particular vocabulario de la piedad popular, y no
faltará quien al leer o escuchar eso de "Nuestro Padre Jesús" se
sorprenda, por no estar acostumbrado a esta terminología. ¿Qué sentido tiene
llamar Padre al que es, en realidad, el Hijo?
Sin duda, el sentido que el pueblo ha ido descubriendo al saber que cada hombre
es hijo de Dios, por adopción, gracias a Jesús, el Hijo único de Dios. En este
sabernos hijos de Dios, al que podemos llamar Padre, el pueblo, las cofradías,
la fe sencilla y sincera, termina llamando Padre a Jesús, porque por Él somos
hijos de Dios, porque lo más grande para un hijo es su padre, y no extraña que
quiera dirigirse llamando Padre a aquel que le ha dado lo máximo, su condición
de hijo de Dios. Este "Nuestro Padre Jesús" es padre en la fe del
pueblo, de la cofradía, sin dejar de ser el Hijo, la segunda persona de la Trinidad divina. No es
ninguna puesta en duda del dogma, sino humano afecto a la persona divina de
Cristo, que tomó nuestra misma condición humana y nos enseñó que es "con el Padre, una sola cosa".
El propio Jesús indica en el evangelio de Mateo: "No llaméis a nadie padre vuestro en la tierra, porque uno sólo es
vuestro Padre, el del Cielo". ¿Acaso está diciendo que no llamemos
"padres" a quienes nos han engendrado? ¿O más bien nos está ayudando
a comprender que toda paternidad procede de Dios, tanto biológica como
espiritual? Es ésta, también, la razón de que a los sacerdotes se les llame
"padres", o que las congregaciones religiosas hablen de sus
fundadores como "padres" ("nuestro padre San Francisco",
"nuestro padre Santo Domingo", etc.), que hablemos de los
"Padres de la Iglesia "
al referirnos a determinadas figuras de los primeros siglos del cristianismo, o
que el Papa sea el "Santo Padre".
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24ª Entrega (Jueves 30-Octubre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografías: José Fernando Santos Barrueco
¿Cómo honran a los difuntos las cofradías salmantinas?
“La Iglesia de los peregrinos, desde los primeros tiempos del
cristianismo, tuvo perfecto conocimiento de esta comunión de todo el Cuerpo
Místico de Jesucristo, y así conservó con gran piedad el recuerdo de los
difuntos, y ofreció sufragios por ellos, porque santo y saludable es el
pensamiento de orar por los difuntos para que queden libres de sus pecados”.
Así refrenda el Concilio Vaticano II la venerable costumbre de rezar por el
eterno descanso de las almas de los difuntos, obra de misericordia espiritual
muy presente en la vida de las cofradías. Y hasta no hace tantas décadas,
también se dedicaban algunas de ellas a la obra de misericordia corporal de
“enterrar a los muertos”, bien a sus propios miembros, a pobres sin medios, o a
condenados a muerte que eran acompañados por los cofrades en sus últimas horas.
Si nos aproximamos a las constituciones y reglamentos de las
hermandades más antiguas, comprobaremos que las alusiones a las exequias de los
cofrades son numerosas. En las de la Vera Cruz, por ejemplo, se definían los
distintos tipos de sepelio para cofrades diputados que hubieran servido o no la
mayordomía, sus mujeres e hijos, hermanos de paso, criados, viudas de cofrades,
etc. oscilando según los casos la cantidad de cera, la música, el número de
sacerdotes, o la obligatoriedad de asistencia de los cofrades, cuya ausencia
estaba multada según los casos. Era habitual el uso del hábito penitencial como
mortaja, práctica mantenida con más frecuencia en la Congregación de Jesús
Nazareno, y también solían contar las cofradías con féretro para el entierro:
la Cofradía de la Vera Cruz se lo facilitaba a las familias de los hermanos de
paso fallecidos junto a una limosna. Precisamente la Capilla de la Vera Cruz
acogía tres misas de funeral cada mes de noviembre: por los hermanos diputados,
por los hermanos de paso y por las señoras de la asociación devocional de la
Virgen de los Dolores.
La importancia de los ritos funerarios ha descendido en la
actividad cofrade, pero es fácil enumerar algunos ejemplos en los que el
recuerdo de los difuntos está muy presente. Es habitual la oración por ellos en
reuniones o asambleas, o antes de salir la procesión, en la que ocasionalmente
el paso puede ser alzado en memoria de algún hermano fallecido o lucir las
andas o alguna insignia un crespón negro por el mismo motivo (blanco en la
procesión de Pascua). Sobre la tumba de los cofrades difuntos se depositan con
frecuencia flores que han exornado los pasos, o incluso palmas del Domingo de
Ramos en el caso de la Hermandad de Jesús Amigo de los Niños, tal y como recoge
Rosa Lorenzo. Junto al Nazareno de San Julián, en el frontal de sus andas, una
crucecita de plata representa a cada congregante difunto que, de esa manera,
sigue acompañando cada Viernes Santo a su imagen de devoción. Los familiares de
los cofrades fallecidos son invitados, por su parte, a marchar tras el Cristo
Yacente de la Misericordia en la madrugada del Jueves Santo.
No faltan los cultos especialmente dedicados a los cofrades
que nos precedieron, generalmente la Misa ofrecida en sufragio por sus almas:
la Vera Cruz el primer domingo de noviembre, Jesús Nazareno en fechas
navideñas, Jesús Rescatado el 2 de noviembre, la Dominicana también durante ese
mes, la Universitaria el Lunes Santo en la capilla de San Jerónimo (edificio
histórico de la Universidad), la Oración del Huerto en su fiesta patronal de
San Isidro, etc. La Vera Cruz y el Vía Crucis han venido convocando
celebraciones de la Palabra cada noviembre en la capilla del cementerio de San
Carlos, lugar muy vinculado a dos hermandades que veneran allí a sus imágenes.
La de Nuestra Señora de la Soledad custodia en la capilla del camposanto la primera
de las que acompañó por las calles salmantinas, entre 1890 y 1904. En 2013
volvió a desfilar por el cementerio esta antigua Virgen de la Soledad, portada
por los jóvenes de la hermandad en la Conmemoración de los Fieles Difuntos. Por su parte, Amor y Paz rinde culto al Cristo
de la Liberación, que cada Viernes de Dolores es trasladado desde el cementerio
hasta el Colegio Fonseca. La imagen del yacente protagoniza un triduo y
besapiés los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre, con salida extraordinaria por
las calles del cementerio en este 2014 debido a su 25º aniversario. Miembros de
esta hermandad realizan una necesaria labor de acogida y consuelo en el grupo
de exequias que recibe los cortejos fúnebres y dirige una última oración.
Otra imagen vinculada a los difuntos es el Cristo de la Cruz
Verde que, portado por un cofrade, precede al Cristo de los Doctrinos en la
noche del Lunes Santo. Esta valiosa talla del XVII probablemente era el Cristo
que la Cofradía de la Vera Cruz sacaba los entierros, y que en el verdor de su
cruz, “el árbol de la Vida”, transmitiría un aliento de esperanza en la vida
eterna a los que lloraban la pérdida del hermano. Todos ellos, cofrades fallecidos
de la Vera Cruz, acompañan simbólicamente la procesión del Resucitado en la “pendonilla
de difuntos”, elaborada por la hermana Natividad Martín, con el emblema de la
cofradía sobre terciopelo negro.
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23ª Entrega (Jueves 23-Octubre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografías: Alberto García Soto
¿Qué advocación de Cristo comparten Salamanca y Alcalá de Henares?
Ambas ciudades, Salamanca y Alcalá de Henares, son
Patrimonio de la Humanidad. Fueron los dos grandes centros universitarios
durante la época floreciente del Renacimiento en España. Y, además, comparten
una particular advocación de Crucificado: en las dos sale a la calle, cada
Semana Santa, el Cristo de los Doctrinos.
Es conocida por todos la talla de la salmantina Cofradía de
la Vera Cruz, que se venera en la capilla homónima, a los pies del templo, y
desfila en la procesión del Lunes Santo, creada en torno al Cristo de los
Doctrinos en 1985 y redefinida en 2006 como estación ante el Santísimo
Sacramento de la Catedral Nueva, y en la procesión del Santo Entierro, como
imagen central del paso El Calvario. Varios autores sostienen que este Cristo,
probablemente de finales del siglo XVII, se encontraría en el colegio de
Nuestra Señora de las Nieves o de los Niños de la Doctrina y que, cuando éste
cerró sus puertas en 1779, pasaría a la sede de la cofradía que lo venía
sacando en procesión, acompañado por los huérfanos alumnos del colegio, “los
doctrinos”, que le precedían portando los atributos de la Pasión. Tampoco es
descartable que la imagen fuera uno de “los Cristos” que aparecen citados en
los inventarios de la Vera Cruz y que su advocación, posiblemente “de la Fe”,
fuera trocada por la asimilación con su cortejo infantil que formaban “los
doctrinos”. Ese nombre lleva la calle donde se hallaba el desaparecido colegio.
En el caso alcalaíno, la imagen del Cristo de los Doctrinos
también está relacionada con un Seminario de Niños de la Doctrina Cristiana, en
concreto el fundado en 1581 por un sacerdote toledano que enseñaba Teología en
la Universidad Complutense, don Juan López de Úbeda. Lo levantó sobre una
antigua ermita en la que se veneraba desde mediados del siglo XIII una imagen
del Cristo de la Misericordia. El fundador encargó la talla a un jesuita,
Domingo Beltrán, que la realizó entre 1587 y 1590. Los universitarios de la
ciudad del Henares dieron lugar a la tradición de pedirle ayuda a este Cristo,
por lo que a su oratorio se le empezó a conocer como ermita universitaria.
Parece que por allí pasaron tanto San José de Calasanz como San Ignacio de
Loyola.
En Alcalá de Henares el Cristo de los Doctrinos tiene
cofradía propia desde 1661 y sale el Jueves Santo, desde 1945 junto a una talla
de la Virgen de la Esperanza bajo palio.
Los cofrades visten un traje inspirado en la indumentaria universitaria, con
toga, birrete y beca. Ambos pasos son llevados en carroza de ruedas y acompaña
la procesión una representación de la Brigada Paracaidista que tuvo sede en
Alcalá.
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22ª Entrega (Jueves 16-Octubre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografías: Alberto García Soto
¿Cristo, a un tiempo, redimido y Redentor?
Este próximo domingo, el tercero de octubre, la Congregación
de Jesús Rescatado y Nuestra Señora de las Angustias celebra la Fiesta del
Santísimo Redentor. Se trata de una festividad del calendario litúrgico propio
de la Orden Trinitaria, recuperada recientemente por la congregación, que la
conservó durante muchos años. En España era costumbre celebrarla en septiembre,
si bien en Roma se mantuvo el 23 de octubre, desde su concesión en 1734. Se
honra especialmente en este día a Jesús en su advocación de Divino Redentor
Rescatado, recordando la liberación de la imagen sagrada de Jesús de Medinaceli
de manos musulmanas en el sultanato de Marruecos, en el año de 1682. La
devoción a este Nazareno, rescatado por los padres trinitarios y venerado en
Madrid, fue extendida por las diversas casas de la orden y llegó a muchos
puntos de España, entre ellos muy pronto a Salamanca.
El rescate de cautivos es uno de los carismas propios de la
Orden de la Santísima Trinidad, cuyo fundador, San Juan de Mata, está enterrado
en la parroquia homónima de Salamanca. También es vocación clara de la Orden de
la Merced, surgida en España el mismo año en que nació la Universidad de
Salamanca, 1218. Desde antiguo, trinitarios y mercedarios tuvieron casa en
Salamanca y actualmente también contamos con comunidades de ambas órdenes.
Por otro lado, heredando la costumbre judía de indultar a un
preso por la Pascua, que en aquel primer Viernes Santo de la Historia fue
Barrabás y no Jesús, la Semana Santa fue vista como un tiempo propicio para que
la Iglesia solicitase a la autoridad civil la gracia de la liberación de un
recluso. Su origen hay que buscarlo en la Ley del Perdón del Viernes Santo promulgada
por el rey Juan II de Castilla en 1447. Esta medida se asociaría posteriormente
a alguna de las imágenes procesionales y cofradías, siendo la más conocida la
de Jesús el Rico, en Málaga, que se remonta al reinado de Carlos III (1759).
Ciertas hermandades han logrado aunar estos indultos propios
de la Semana Santa, que no son privilegios de estas instituciones sino
procedimientos ordinarios (en torno a la veintena cada año a petición de las
cofradías), con el carisma peculiar de las congregaciones en las que surgieron,
ya fueran la Trinidad o la Merced, como ocurre en Santander. En Salamanca
ninguna de las dos cofradías vinculadas a los trinitarios (Jesús Rescatado y
Vía Crucis) es la encargada de solicitar cada año el indulto de un preso, pues
con este objeto se fundó en 1944 la Hermandad de Jesús del Perdón.
El Redentor, redimida su imagen por el hombre redimido,
redime cada año a varios de sus hermanos encarcelados. “Estuve preso y vinisteis a verme (…) Cuando lo hicisteis con uno de
estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mateo 25,36.41). Es
la suya una palabra de perdón y de libertad. “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha
enviado a llevar la buena nueva a los pobres, anunciar la libertad a los presos,
a dar vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos y a proclamar un año de
gracia del Señor (…) Hoy se cumple ante vosotros esta Escritura” (Lucas 4,
18-19.21).
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21ª Entrega (Jueves 09-Octubre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografías: Alberto García Soto
¿Salen procesiones del Rosario en Semana Santa?
El ejercicio del Santo
Rosario es una de las prácticas piadosas más extendidas entre los fieles
cristianos y recomendadas por la Iglesia. Junto a la oración personal o en
familia, es habitual que se rece en los templos de manera comunitaria,
especialmente en los meses de mayo y octubre. En su exhortación Marialis cultus, el próximamente beato
Pablo VI decía del Rosario que “exige un
ritmo tranquilo y un reflexivo remanso, que favorezcan, en quien ora, la
meditación de los misterios de la vida del Señor”. Siendo como es una
oración mariana, el llamado Salterio de la Virgen, es ante todo una oración muy
evangélica, pues nos ayuda a contemplar la vida de Jesús, su paso
salvador. Entre los misterios del
Rosario, los dolorosos ponen nuestra mirada sobre las horas de la Pasión y Muerte de Cristo,
y esto ha inspirado la definición de algunos desfiles de Semana Santa
conformados como un Rosario procesional.
Uno de ellos es el Santísimo
Rosario del Dolor del Lunes Santo en Valladolid, creado a mediados del siglo XX.
Participan seis cofradías alumbrando a los pasos representativos de los cinco
misterios dolorosos (Oración del Huerto, Flagelación, Coronación de Espinas,
Camino del Calvario y Crucifixión) y la imagen de María, en este caso Nuestra
Señora de la Vera Cruz, iglesia penitencial que es punto de salida y llegada de
la procesión. Los cinco misterios se van rezando en cinco paradas que se
realizan a lo largo del recorrido.
Con similar esquema pero
mucho más reciente (2001), el mismo día de Lunes Santo tiene lugar el Rosario
de Pasión de la Hermandad de Santa Marta y la Sagrada Cena, en León. Los pasos
que ilustran los misterios no son todos ellos imágenes de la capital leonesa,
sino que algunos proceden de parroquias de pueblos de la provincia. Una
cofradía que ha logrado encargar pasos representativos de los cinco misterios
dolorosos del Santo Rosario es la del Cristo de la Caridad de Murcia, en sus
poco más de veinte años de historia. Salen el Sábado de Pasión junto a un San
Juan, una Verónica y una Dolorosa.
Diferentes modelos son los de
Burgos, con sus rosarios penitenciales, cuatro a lo largo de la Semana Santa, y
Palencia, cuya Cofradía de la Vera Cruz organiza el Rosario del Dolor en la
tarde del Domingo de Ramos, subiendo hasta el popular Cristo del Otero, emblema
de la ciudad del Carrión.
También Salamanca tuvo,
aunque sólo fuera un Lunes Santo, el de 1949, su procesión del Rosario
Doloroso. Dos jóvenes cofradías, la de Jesús de la Promesa, filial de la
Dominicana, y la de Jesús Flagelado, recién creada a partir de la sección
existente en la Vera Cruz, acordaron unirse para celebrarla. La primera de
ellas aportaría el Ecce-Homo de San Esteban, adaptado como grupo de la
Coronación de Espinas, Jesús de la Pasión y el Cristo de la Promesa. La segunda
acompañaría a la Oración del Huerto, que cedería la Vera Cruz para el acto, y a
Jesús Flagelado, aunque finalmente fue sustituido por el paso de Los Azotes. No
se repitió la experiencia y la Hermandad de Jesús Flagelado se integró
únicamente en el Santo Entierro, quedando en la noche del Lunes Santo, con sus
tres pasos, la de Jesús de la Promesa.
Cristo de la Vera Cruz que procesiona en el Rosario del Dolor (Palencia)
Virgen Dolorosa de la Vera Cruz que procesiona en el Rosario del Dolor (Valladolid)
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20ª Entrega (Jueves 02-Octubre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Alberto García Soto
¿Cuidan los ángeles de la Semana Santa salmantina?
Este 2 de octubre la Iglesia celebra la fiesta de los santos
Ángeles Custodios y el pasado 29 de septiembre fueron honrados los santos
arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. Corresponde poner la mirada sobre ellos y
hacer un apunte sobre su importancia en la Semana Santa y las cofradías.
El Catecismo de la Iglesia Católica los define como “seres
espirituales, no corporales, servidores y mensajeros de Dios”. Presentes en
toda la Historia de la Salvación, fue un ángel, Gabriel, el encargado de
anunciar a María la Encarnación del Hijo de Dios en su seno virginal, y fueron
los ángeles quienes anunciaron a los pastores el Nacimiento de Jesús o le
sirvieron en el desierto cuando se retiró y fue tentado por el demonio. Es un
ángel el que consuela a Cristo en la agonía de Getsemaní: “Y se le apareció un ángel del cielo reconfortándolo” (Lucas 22,
43). Y es otro ángel, caracterizado como un joven vestido con una túnica
blanca, el que da el gozoso mensaje de la Pascua a las santas mujeres: “No os asustéis. Buscáis a Jesús el
Nazareno, el crucificado. Ha resucitado” (Marcos 16,6).
En nuestra Semana Santa salmantina, y en concreto en el
patrimonio de la Cofradía de la Vera Cruz, hemos contado con representación de
estas intervenciones angélicas en la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. El
ángel confortador de Getsemaní aparece en el paso de la Oración en el Huerto de
los Olivos, que procesiona con la cofradía homónima y es venerado en la iglesia
conventual del Carmen de Abajo. El ángel anunciador de la Resurrección figuraba
en el paso de las Tres Marías junto al Sepulcro abierto y vacío, que se ha
conservado en la procesión de Pascua reducido a la urna. Las imágenes de las
santas mujeres se conservan, a la espera de ser restauradas para su
recuperación, pero desgraciadamente no ocurre lo mismo con la figura del ángel.
En la obra “Semana
Santa en Salamanca. Arte y cultura en la Semana Santa salmantina”, Juan
José Andrés Matías también atribuye la condición de ángel a la imagen ataviada
con blanca túnica y manto azul en el grupo escultórico del Santo Entierro, de
la Congregación de Jesús Nazareno. Otros entienden que se trata de Santa María
Magdalena. Por su parte, cuatro ángeles sostienen la Cruz, acompañados por un
quinto, en el paso La Soledad de la Cruz de la Hermandad de Ntra. Sra. de la
Soledad.
Además de algunas cabezas de ángeles que aparecen en andas
procesionales, especialmente valiosos son los angelitos pasionarios que
escoltan la imagen de Jesús Flagelado, seguramente tallados por el propio Luis
Salvador Carmona. Portan corona de espinas, flagelo, hisopo y lanza. Seis
angelitos portadores de atributos pasionales saca en sus pasos la Vera Cruz:
con el Santo Sepulcro portan corona de espinas y clavos, además de los escudos
de la ciudad y la cofradía; con el Lignum Crucis sostienen martillo, hisopo,
lanza y escalera. Deliciosos resultan los angelitos que dotan de música
celestial el paso del Resucitado con chirimía, corneto, violín y viola da
gamba.
Sin dejar la cofradía decana, hay que mencionar una figura
de sus cortejos barrocos, la de los “ángeles” vestidos con túnicas de tafetán
morado escoltando los atributos de la Pasión y la imagen de Cristo Nuestro Bien
en la procesión del Entierro, o ataviados con blancos ropajes y alas en el
desfile de la Resurrección. Una visita a la Capilla de la Vera Cruz no deja
lugar a dudas respecto a la querencia angelical de la cofradía, que cada año
por San Miguel evaluaba las cuentas que le presentaban sus mayordomos y
administradores, en coincidencia con el final del año agrícola y ganadero, algo
lógico teniendo en cuenta sus propiedades. Una magnífica talla del Arcángel San
Miguel venciendo al Diablo luce en el retablo mayor de la Capilla de la Vera
Cruz, trasladado desde su altar a los pies del templo.
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Entrega Especial (Lunes 08-Septiembre-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Alberto García Soto
Santa María de la Vega, una patrona por coronar
Salamanca, ciudad
decididamente mariana en el Barroco, comprometida en la defensa de la creencia
en la Inmaculada Concepción de María a través del Concejo, la Universidad y el
Cabildo Catedralicio, fiel devota de su patrona Santa María de la Vega y amante
de otras advocaciones con notables muestras, como los Remedios o el Rosario, ha
sido escenario, como es natural, de numerosas transformaciones sociales y
religiosas. Añorar hoy con nostalgia las circunstancias del siglo XVII nos
sumergiría en una máquina del tiempo amarga y averiada, y el destino no sería
otro que 2014, el tiempo que nos ha tocado vivir. Entre las devociones
religiosas que hemos recibido se halla, después de muchas vicisitudes, cambios
de sede, ruinas y glorias, luces y sombras, la de Santa María de la Vega,
patrona de Salamanca y su Tierra. Corresponde agradecer el legado, cuidar lo
mucho y bueno que hay en él, pero también revisarlo y potenciarlo en sintonía
con el momento actual de nuestra Iglesia y nuestra sociedad. Que lo tradicional
no resulte anacrónico sino vivo y vigente, pues esto será señal de que
ciertamente toca el corazón y lo vuelve hacia Dios. Así, la devoción se
manifiesta exteriormente en una serie de prácticas sostenidas en una actitud
interior de fe. Así es auténtica y coherente devoción, es decir, consagración,
dedicación.
Como es sabido, es costumbre
muy antigua que la imagen sagrada de María luzca una corona. Madre del Rey
Eterno, la Virgen participa de su realeza y nos ampara a todos en las tareas
del Reino de Dios. No sería hasta el siglo XIX cuando la liturgia romana
incorporara el ritual de la coronación canónica de las imágenes de Nuestra
Señora. Abrió brecha en España la patrona del Moncayo, la Virgen de Veruela.
Fue en 1881 y por impulso de los jesuitas. La han seguido advocaciones célebres
de resonancia mundial y patronas de pequeños pueblos. Unas quinientas imágenes
han sido coronadas, y pronto lo será Nuestra Madre de las Angustias en la
vecina Zamora. De entre las capitales de provincia, que no todas han sido
tradicionales cabeceras de diócesis, Salamanca es una de las siete que no ha
coronado a su patrona. Cuando las iglesias locales y ciudades españolas
impulsaron la coronación de sus patronas, la devoción a Santa María de la Vega
vivía momentos de aún tímida recuperación, con el paso por San Esteban y el
posterior traslado a la Catedral. En los años del nacional-catolicismo (1952), la
Plaza Mayor de Salamanca acogió la coronación de Nuestra Señora de la Peña de Francia,
vinculada también a la recuperada diócesis de Ciudad Rodrigo y con devoción
mucho más allá de los límites diocesanos, gracias a los dominicos.
Que Santa María de la Vega no
esté coronada puede resultar llamativo, y en efecto indica que durante los
siglos XIX y XX la devoción a la patrona ha languidecido. Comenzado el XXI,
puede ser un buen momento para volver a María y beber en Ella de las fuentes
del Evangelio, que en Persona llevó en su seno. Puede ser la hora de rescatar
la mejor tradición de nuestra Iglesia local salmantina y rezar ante la sagrada
imagen que desde siempre fue amada como protectora de los que vivieron su fe en
la ciudad del Tormes. ¿Por qué no una coronación canónica el 6 de mayo de 2018,
cuando se cumplirán cuatro siglos del voto inmaculista del Concejo salmantino
ante la Virgen de la Vega? ¿Por qué no un camino compartido y sereno para
reimpulsar la devoción a la patrona como un medio evangelizador, siempre fieles
a la sencillez de María, sin endiosarla ni coronarla como Ella no querría?
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PRIMERA TEMPORADA
19ª Entrega (Jueves 12-Junio-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía 1: María Teresa Álvarez Pérez-Tabernero
Fotografía 2: www.macari-melgar.blogspot.com
¿Sale en procesión el santo patrono de Salamanca?
En nuestra ciudad aún no lo hace, pero nos equivocaríamos si
pensásemos que la devoción a San Juan de Sahagún, el fraile agustino que
Salamanca escogió por patrono en 1602, un año después de ser beatificado, se
trata de un fenómeno reducido al ámbito local salmantino, o a Sahagún de
Campos, la localidad leonesa donde vio la luz en 1419. A cinco años de
cumplirse el sexto centenario de su nacimiento, y en el día de su fiesta, 12 de
junio, merece la pena conocer un poco mejor el impacto de la devoción que muy
diversos lugares comparten a este gran apóstol de la paz y de la Eucaristía.
En su pueblo de Tierra de Campos, evidentemente fray Juan es
sacado en procesión, igual que hace la Casa de Salamanca en Leganés, pero
resulta curioso comprobar cómo el santo agustino es muy querido y honrado en
tierras americanas gracias a que en los siglos XVI y XVII fue fomentado el
conocimiento de su vida y, una vez beatificado en 1601, el culto a sus
reliquias e imagen sagrada. Esta tarea la asumieron los misioneros de la Orden
de San Agustín, que por ejemplo pusieron bajo el título y protección de nuestro
patrono su convento en la ciudad mejicana de Salamanca, tan antigua como el
patronazgo de fray Juan sobre la Salamanca española. El templo agustino atesora
varios monumentales retablos barrocos. En Colombia existe un municipio llamado
Sahagún, a causa del leonés, y también adoptó el 12 de junio como día de su
fiesta.
Sería en el virreinato del Perú donde arraigara con más
fuerza la devoción a San Juan de Sahagún. Cuentan las crónicas que en 1614 hubo
una gran peste y decidieron llevar la imagen del entonces Beato Juan de Sahagún
por todo Perú. Una de las localidades más agraciada con curaciones fue Cuzco,
que lo eligió patrono. Lo mismo ocurrió con otra importante ciudad peruana,
Arequipa. Son muchos los pueblos del Perú que festejan a San Juan de Sahagún
cada 12 de junio, como es el caso de Macari, en la fotografía que ilustra este
artículo. Elementos culturales indígenas están muy presentes en las
celebraciones dedicadas al santo patrono de Salamanca.
Los agustinos han extendido la devoción a San Juan de
Sahagún por todo el mundo. Aunque no son muy habituales en nuestra diócesis
salmantina, existen imágenes del santo. Un ejemplo es la de Granada que
acompaña estas líneas, en la que el santo aparece con beca de colegial, procedente
a buen seguro de algún convento agustino desamortizado en el siglo XIX, como
ocurrió con el de Salamanca donde se conservaba su sepulcro (hoy en la Catedral
Nueva), o la de la capilla de San Juan de Sahagún en la Catedral de Burgos,
pues no en vano fue miembro de su cabildo.
Fotografía 1: Imagen del Santo en el Monasterio de San Jerónimo de Granada
Fotografía 2: Imagen del Santo en Macari (Perú)
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18ª Entrega (Jueves 05-Junio-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Alberto García Soto
¿Por qué se celebran tantas romerías marianas en Pentecostés?
Subieron a la sala
superior donde se alojaban. Eran Pedro, Juan, Santiago y Andrés, Felipe y
Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón el celota y Judas el de
Santiago. Todos estos perseveraban con un mismo interés en la oración, junto
con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y sus hermanos. (…) Al llegar
el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente un
ruido del cielo, como de viento impetuoso, llenó toda la casa donde estaban. Se
les aparecieron como lenguas de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada
uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo… (Hechos de los
Apóstoles 1,13-14. 2,1-4).
La Solemnidad de Pentecostés, culminación de la cincuentena
pascual, conmemora esta efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles, junto a
los que estaba María. Es la Pascua de la Iglesia, el inicio de su misión
anunciadora del Evangelio. María, Esposa del Espíritu Santo y Madre de la
Iglesia, es una figura importante para comprender y celebrar bien este misterio.
Por esto, la piedad popular atesora un gran número de advocaciones marianas y
romerías vinculadas a Pentecostés, que si se viven con autenticidad y claridad
suponen una gran ayuda para conocer un poco mejor a la menos conocida de las
personas de la Santísima Trinidad, al Espíritu Santo.
Quizá la romería más renombrada sea la de la Virgen del
Rocío, patrona de la localidad onubense de Almonte, que se desarrolla
precisamente en Pentecostés desde que en el siglo XVII se cambiara la
advocación (antes Santa María de las Rocinas) y la fecha de la fiesta
(previamente el 8 de septiembre). Halló así la hermandad almonteña un nombre de
profundas resonancias bíblicas (“Cielos,
enviad rocío de lo alto, y las nubes lluevan al justo; ábrase la tierra y brote
el Salvador”. Isaías 45,8) y una hermosa inserción en el calendario
litúrgico. Al Espíritu Santo se refería la aclamación “viva la Blanca Paloma”, por la que engalana manto, palio y camarín
de la Virgen, pero con el paso del tiempo se entendió por dirigido a Nuestra
Señora. Explica Juan Infante-Galán que “en el lenguaje bíblico, la paloma no es sólo figura y
símbolo del Espíritu Santo, sino que significa y representa también al pueblo
de Israel, al pueblo de Dios, a la comunidad perfecta de la gracia mesiánica, a
la Iglesia. La paloma, símbolo del Espíritu Santo y de la Iglesia –de María
también como tipo y figura de la Iglesia-, viene a ser en la devoción rociera
signo de la vinculación del estrecho nudo que existe entre el Espíritu Santo,
María y la Iglesia. A la Virgen del Rocío le viene propia y exactamente dado
ese bello piropo bíblico de Blanca Paloma”.
En la vecina Zamora, su patrona,
Nuestra Señora de San Antolín o de la Concha, sale en romería hasta el cercano
pueblo de La Hiniesta, algo que viene haciendo desde 1291 cada Lunes de
Pentecostés. En nuestra diócesis salmantina adquieren protagonismo Nuestra
Señora de Valdejimena en Horcajo-Medianero, la Virgen del Cueto en Matilla de
los Caños, la de Majadas Viejas en La Alberca, o la de la Misericordia en
Cantalapiedra. Son sólo algunos ejemplos. No debe sorprender que en varias
diócesis y congregaciones religiosas se
celebre, el Lunes de Pentecostés, la fiesta de Santa María Madre de la Iglesia.
Nuestra Señora de la Concha, patrona de Zamora
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17ª Entrega (Jueves 29-Mayo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Alberto García Soto
¿Por qué hay procesiones de Crucificados durante todo el año?
Se ha leído y escuchado
muchas veces últimamente, en contestación a la propuesta reorganización del
programa de procesiones de la Semana Santa salmantina, que puestos a cambiar
días y horas de salida de hermandades, todos los crucificados deberían salir en
Viernes Santo. Se ignora con esa respuesta que la representación de Cristo en
la Cruz trasciende toda cronología, y si en la Liturgia se pone el acento sobre
la representación del Resucitado en este tiempo de Pascua, simbolizado por el
cirio pascual, o sobre otros aspectos a lo largo del año litúrgico, en el
calendario de la Piedad Popular goza de gran protagonismo la figura del
Crucificado.
Sin ir más lejos, el próximo
domingo, Solemnidad de la Ascensión del Señor, en Salamanca desfila el
Santísimo Cristo de los Milagros. En realidad, lo hacía en el domingo entre las
solemnidades de la Ascensión y Pentecostés, puesto que la primera de ellas anteriormente
se celebraba el jueves previo. Esta procesión tenía un componente de rogativa y
hay que relacionarla con el calendario agrícola, tan entrelazado en nuestra
tierra con el religioso. No es el único Crucificado que es honrado en el tiempo
de Pascua, pues son muchas las imágenes vinculadas al tiempo de las romerías,
al renacer de la vida que brota de la Cruz donde Cristo ha dado el verdadero
fruto. Pensemos, en nuestra provincia, en la romería del Cristo del Monte de
Alaraz, que coincide con el Lunes de Aguas, o en el Cristo de la Misericordia
en Hinojosa de Duero, que se celebra el último domingo de abril y también se
relaciona con una rogativa que dio buen resultado, a consecuencia de una larga
sequía.
Dos fechas, el 3 de mayo y el
14 de septiembre, las fiestas de la Invención de la Cruz y la Exaltación de la
Cruz, suprimida ahora la primera, son en muchos pueblos “el día del Cristo”,
que algunos incluso tienen por patrono. Por extensión, mayo y septiembre son
meses en los que abundan los cultos a crucificados. En no pocos hay una ermita
del Humilladero donde se veneran estas devotas imágenes. Buenos ejemplos son el
Cristo del Amparo en Tamames, que tiene sus fiestas en septiembre, o el Cristo
del Refugio en Candelario, que se celebra en mayo, igual que el Divino Cordero
de San Felices de los Gallegos, que no es Crucificado sino Nazareno con la cruz
a cuestas. El Cristo de la Laguna, en Aldehuela de Yeltes, tiene la romería el
3 de mayo y la fiesta el 14 de septiembre.
Fuera de estos períodos, no
puede dejar de mencionarse al Cristo de Hornillos, en Arabayona de Mógica, cuya
romería se celebra en una fecha ya muy avanzada, el último domingo de octubre,
y por supuesto el Cristo de Cabrera, en Las Veguillas, que concita a miles de
fieles cada 18 de junio.
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16ª Entrega (Jueves 22-Mayo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: www.borriquitaalgeciras.com
¿Cuáles son las hermandades salesianas?
El 24 de mayo es una fecha marcada con letras de oro en el
calendario de la piedad popular, muy especialmente en Salamanca. Es la fiesta
de María Auxiliadora, la advocación de la Virgen en la que puso el acento San
Juan Bosco y la congregación salesiana ha propagado por todo el mundo.
Vinculadas a las obras salesianas, las asociaciones de María Auxiliadora
agrupan a numerosos fieles y promueven la veneración de Nuestra Señora como
Auxilio de los cristianos.
Es una constante en la historia de la Iglesia que algunas
congregaciones de religiosos hayan suscitado la fundación de asociaciones
laicales adscritas a su carisma y promotoras de algunas devociones concretas.
En Salamanca tenemos el ejemplo de los franciscanos con la Cofradía de la Vera
Cruz o de los dominicos con la Archicofradía del Rosario. Durante el siglo XX,
estas fundaciones en el seno de congregaciones religiosas han sido menos
frecuentes, pero en vísperas de la fiesta de María Auxiliadora debemos mirar a
las hermandades salesianas surgidas en nuestro país, especialmente en
Andalucía, impulsadas a menudo por los antiguos alumnos de los colegios
salesianos. La mayoría son muy recientes.
En Utrera, primer lugar de España al que llegaron los hijos
de Don Bosco (1881), es salesiana la cofradía del Cristo del Amor y la Virgen
de las Veredas, conocida popularmente como “los Estudiantes”. Hay hermandad
salesiana en las principales capitales andaluzas: en Sevilla la de la Esperanza
de la Trinidad, que sale el Sábado Santo, tiene por titular a San Juan Bosco y
por sede el Santuario de María Auxiliadora; en Málaga alumbran al Cristo de las
Penas; en Granada, al Cristo de la Redención y a la Virgen de la Salud; en
Córdoba, a Jesús del Prendimiento y Ntra. Sra. de la Piedad; en Cádiz, a Jesús
del Amor Despojado de sus vestiduras, obra de Francisco Romero Zafra como su
homónima salmantina.
Hasta dos hermandades salesianas tienen Algeciras, Úbeda,
Montilla o Pozoblanco. Localidades tan significativas como Jerez de la Frontera
o La Línea de la Concepción acogen también cofradías nacidas en la familia
salesiana. Un pasaje escogido por varias de ellas es el de la Entrada Triunfal
en Jerusalén. Tienen por costumbre reunirse anualmente en un encuentro
inspectorial, en el que están invitadas a participar todas las cofradías de la
provincia salesiana, y muchas de ellas cuentan con reliquias de San Juan Bosco
u otros santos salesianos.
Fuera de Andalucía, buenos ejemplos son la Hermandad del
Prendimiento y la Virgen de la Paz en Mérida o la de la Santa Cena en Alicante,
cofradía antigua que los antiguos alumnos salesianos reorganizaron en 1962. Ahora
trabajan en la pro-hermandad de las Tres Caídas en Badajoz. ¿Habrá algún día en
la muy salesiana Salamanca una cofradía alentada por esta congregación o
vinculada al siempre joven y renovador espíritu de Don Bosco?
Paso de Jesús del Amor, de una de las hermandades salesianas de Algeciras
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15ª Entrega (Jueves 15-Mayo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: José Fernando Santos Barrueco
¿Quiénes forman el santoral cofrade salmantino?
“Ser santo no es
oficio de unos pocos ni una pieza de museo. La santidad ha sido en todo tiempo
la sustancia de la vida cristiana” (Luigi Giussani).
También en nuestras cofradías salmantinas apreciamos
ejemplos de esa vida cristiana con verdadera sustancia, culminada en la
santidad. Seguro que muchos de los cofrades que nos han precedido son santos,
porque ya viven junto a Dios, aunque no los veamos en los altares.
El testimonio de los santos nos ayuda a seguir a Jesús,
quizá imitando el modo en que ellos lo han seguido, quizá inspirándonos por su manera de rezar, de
relacionarse con los demás… Por eso, también son adoptados como titulares por
algunas hermandades y venerados de forma particular. En Salamanca tienen
cofradía propia San José y San Pío V, cotitular de la Archicofradía del
Rosario, por ejemplo. En la Semana Santa, varios santos que compartieron la
Pasión con Jesús figuran en los pasos procesionales. Además de la Santísima
Virgen María, podemos ver a San Juan Evangelista en los pasos de la Oración del
Huerto, El Calvario y el Santo Entierro. San Pedro aparece también en la
Oración del Huerto, como Santiago, y en El Prendimiento. Santa María Magdalena
comparece en El Calvario y en el Santo Entierro, y además lo hacía en el
conjunto del Sepulcro vacío de la mañana de Pascua, junto a María Salomé y
María Cleofé, pendientes las tres imágenes de ser restauradas y recuperadas
para el desfile de Resurrección. Dimas, el Buen Ladrón, considerado el primer
santo ya que el mismo Jesús le abrió las puertas del Cielo (“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”),
forma parte del grupo del Descendimiento. A la apócrifa Santa Mujer Verónica la
encontramos en el paso de La Caída, en el que también vemos a Simón de Cirene, presente
además en el Nazareno de San Julián. El Cireneo es un personaje que sí citan
los Evangelios. Por su parte, los santos varones Nicodemo y José de Arimatea
sostienen el cadáver del Señor en el paso del Santo Entierro. Por último, el
grupo de Jesús Amigo de los Niños incluye la imagen de San Marcos Evangelista
narrando el pasaje de la Entrada en Jerusalén.
En los pasos procesionales, la presencia de los santos a
menudo figura en las esquinas del conjunto, como una preciosa escolta de la
imagen de Cristo o su Madre. Buenos ejemplos son los cuatro evangelistas en el
paso de Jesús de la Pasión, los patronos de las cuatro facultades históricas
(San Raimundo de Peñafort – Derecho; San Isidoro de Sevilla – Letras; San
Alberto Magno - Ciencias; San Lucas –
Medicina) en el de la Hermandad Universitaria, o más recientes, en el paso de
Jesús Despojado, las efigies de los patronos de la diócesis (San Juan de Sahagún
y Santa Teresa de Jesús), de la primera santa salmantina (Madre Bonifacia) y de
Juan Pablo II, que en 2014 ha salido como beato y en 2015 ya lo hará como
santo. El paso del Prendimiento se ha decorado con relieves de santos vinculados
a las sedes de Agonía y Perdón (San Francisco, Santa Clara, Santa Úrsula y San
Bernardo). El santo de Asís a su vez aparece en el Lignum Crucis, aludiendo a
los orígenes franciscanos de la Vera Cruz. El paso del Cristo de la Buena
Muerte manifiesta también la condición dominicana de su hermandad, con la presencia
del fundador Santo Domingo de Guzmán, incluyendo así mismo al apóstol Santiago,
patrono de España, mientras que en el paso de La Piedad está representando el
apostolado completo. Numerosos santos dominicanos acompañan en su paso a la Virgen del Rosario en
octubre.
Menor es la presencia del santoral en el calendario de
cultos de las cofradías. La
Cofradía de la
Oración en el Huerto, fiel a sus circunstancias
fundacionales, sigue honrando cada 15 de mayo a su patrono, San Isidro
Labrador. El carmelita San Juan de la
Cruz ha quedado relacionado con el paso que procesiona esta
hermandad, al integrarse en el retablo creado para mostrar el grupo escultórico
de Getsemaní. También tuvo importancia en la Vera Cruz la responsable
del hallazgo de la Cruz
de Cristo, Santa Elena, que desfilaba el 3 de mayo en la antigua fiesta de la Cruz , mientras que la de San
Miguel Arcángel (29 de septiembre) determinaba una de sus asambleas ordinarias.
San Juan Evangelista y San Benito han dado nombre a los grupos de jóvenes de Rosario
y Despojado respectivamente, que del mismo modo han recurrido a San Martín de
Porres y Santa Juana Jugan para protagonizar sus banderines de caridad. Por
otro lado, la Vera Cruz
y Jesús Despojado custodian reliquias de Santa Bonifacia Rodríguez de Castro, y
se anunció que la hermandad del Cristo del Amor y de la Paz incorporaría reliquias de
las mártires carmelitas de Guadalajara en el paso de María Nuestra Madre.
“La santidad no es el
lujo de unas pocas personas, sino sencillamente una obligación para ti y para
mí” (Teresa de Calcuta).
San Isidoro en el paso de la Hermandad Universitaria
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14ª Entrega (Jueves 08-Mayo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
¿Europa tiene también procesiones de Semana Santa?
Sabemos que
nuestra tradición de la Semana Santa llegó a los territorios que formaron el
Imperio Español (a América, a Filipinas, o a Guinea Ecuatorial, por ejemplo),
pero nuestro continente, Europa, el que aparece en la serie de banderas de los
continentes recuperada este año por la Vera Cruz, cuyo día celebramos cada 9 de
mayo, también cuenta con procesiones penitenciales. Repasemos someramente
algunas de ellas
Cerca de
Salamanca, en el vecino Portugal, destacan las celebraciones de la ciudad de
Braga, que incluyen la procesión de los Pasos el Domingo de Ramos, la de la
“Burrinha” el Miércoles Santo (se refleja en ese día la alianza del Antiguo
Testamento hasta la Huída a Egipto), la del Ecce Homo el Jueves Santo y la del
Entierro el Viernes Santo. Una figura característica en la Semana Santa de
Braga es la de los “farricocos”, unos penitentes que desfilan descalzos
portando antorchas o matracas. Óbidos, ochenta kilómetros al norte de Lisboa,
ofrece a su vez varios desfiles en los que se combinan las imágenes en talla
con la participación de los fieles en el papel de santas mujeres, romanos,
judíos, etc.
Algunas
regiones de la actual Italia fueron parte de la Corona de Aragón y del Imperio
Español. Vestigio de aquella presencia son las procesiones en Sicilia. Afamadas
las de Trapani, entre las que hay que subrayar la de los Misterios, que se
prolonga desde las primeras horas de la tarde del Viernes Santo hasta el
mediodía del Sábado Santo. Sacan veinte pasos portados en andas por los
llamados “massari”. También Cerdeña conserva procesiones, como las de Cagliari,
y en la Italia
continental son varios los ejemplos, como Taranto o Sorrento, donde se aprecia
la huella española en su Semana Santa.
Finalmente, en
Francia, merece la pena destacar la procesión de la Sanch (de la Sangre) cada
Viernes Santo en Perpignan. Se relaciona a San Vicente Ferrer con el origen de
esta costumbre que data de 1416. La isla de Córcega depara grandes sorpresas,
como la procesión de Catenacciu en Sartène: el “penitente rouge”, por el color
de su túnica, arrastra anónimamente una pesada cruz y cadenas atadas a sus
pies, precediendo la imagen yacente de Cristo muerto llevado en andas bajo palio
negro.
Procesión del Catennaciu en Sartène, Córcega.
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13ª Entrega (Jueves 01-Mayo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Sellos de Correos
¿Aparece la Semana Santa en las colecciones de sellos?
Los sellos son un reflejo más de la cultura de un
pueblo. En sus colecciones, los filatélicos reúnen muchos argumentos para
aproximarse a la geografía, historia, arte, literatura y tradiciones de un
país. En los de España, como no podía ser de otra manera, no falta una de las
costumbres más arraigadas en nuestra patria, la Semana Santa.
Son muchas las cofradías y hermandades que, con
motivo de aniversarios u otras circunstancias, se asocian a los grupos
filatélicos de sus ciudades y solicitan a Correos emisiones conmemorativas,
matasellos del primer día, etc. Acogidas al servicio “Tu Sello”, añaden el
elemento filatélico a sus eventos con un diseño personal, llevando sus imágenes
de devoción al entrañable espacio de las cartas que remiten a sus hermanos y
otras instituciones.
No obstante, como abordar esta realidad reciente
sería inabarcable, al igual que sucedería con los sellos adhesivos tipo
pegatina (ATM), en los que proliferó la temática mariana, y en particular las
coronaciones canónicas, me ceñiré a los sellos clásicos emitidos por España.
A finales de los ochenta se emitieron, dentro de
la serie dedicada a las fiestas populares, algunos sellos alusivos a las
celebraciones de Semana Santa más notables. El de Zamora (19 pesetas, 13 abril
1987) reproduce un cuadro de Gallego Marquina, fallecido ese mismo año, en el
que este pintor zamorano se autorretrata junto a Miguel de Unamuno viendo la
procesión de la Cofradía de Jesús Nazareno, en concreto el paso de La Agonía.
El mismo día y con la misma tirada de cuatro millones, pero con un valor facial
de 48 pesetas, salió el sello dedicado a la Semana Santa de Sevilla, que
representa al Señor de Pasión con la Puerta del Perdón catedralicia al fondo.
Otras imágenes sevillanas ya habían protagonizado sellos de Correos: la
Esperanza Macarena en 1964 con motivo de su coronación canónica (1 peseta) y el
Cristo de la Expiración en 1982, cuando se cumplían tres siglos de su hechura
(9 pesetas). Del sello de la Macarena, emitido el 30 de mayo, víspera de la
coronación, se emitieron siete millones de ejemplares. El sello del Cachorro,
del que tiraron seis millones de unidades, salió el 5 de noviembre, el mismo
día que el Papa Juan Pablo II, peregrino en España, beatificó a Sor Ángela de la Cruz en el hispalense Campo
de la Feria.
Volviendo a la serie citada, el 30 de marzo de
1989, con una tirada algo inferior, vieron la luz los sellos de Valladolid (20
pesetas) y Málaga (50 pesetas). A la ciudad del Pisuerga la representó el Atado
a la Columna que tallara Gregorio Fernández para la Vera Cruz y a la capital
malacitana Jesús el Rico. Tres años antes, en 1986, Cuenca había abierto camino
con un sello que anunciaba su Semana de Música Religiosa.
Cuando la Exposición Filatélica Nacional se
celebró en la localidad turolense de Alcañiz, del 2 al 10 de abril de 1993,
también se emitió un sello ilustrativo de su Semana Santa, distinguida por sus
tamborradas. Dentro de la serie Arte Español, disfrutamos del Ángel de la
Oración del Huerto que tallara Francisco Salzillo para la murciana Cofradía de
Jesús. Fue en el año 2000, con un sello cuyo valor facial fue de 70 pesetas.
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12ª Entrega (Jueves 24-Abril-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Heliodoro Ordás Gómez
¿En qué consiste el Vía Lucis?
Recientemente,
en diversos lugares, se está difundiendo un ejercicio de piedad denominado Vía
Lucis. En él, como sucede en el Vía Crucis, los fieles, recorriendo un camino,
consideran las diversas apariciones en las que Jesús – desde la Resurrección a
la Ascensión, con la perspectiva de la Parusía – manifestó su gloria a los
discípulos, en espera del Espíritu prometido (cfr. Jn 14,26; 16,13-15; Lc
24,49), confortó su fe, culminó las enseñanzas sobre el Reino y determinó aún
más la estructura sacramental y jerárquica de la Iglesia.
Mediante el
ejercicio del Vía Lucis los fieles recuerdan el acontecimiento central de la fe
– la Resurrección de Cristo – y su condición de discípulos que en el Bautismo,
sacramento pascual, han pasado de las tinieblas del pecado a la luz de la
gracia (cfr. Col 1,13; Ef 5,8).
Esto nos cuenta el “Directorio sobre la Piedad
Popular y la Liturgia”, bien conocido ya por lectores de esta sección. Aunque todavía
no es una práctica devocional muy extendida en las parroquias, varias cofradías
de Salamanca la han incorporado a sus programas de actos de Pascua, mucho más
escasos que los de Cuaresma.
La pionera fue la Congregación de Jesús Rescatado
y Nuestra Señora de las Angustias, que lo celebra el sábado posterior al
Domingo de Resurrección en la iglesia de Santo Tomás Cantuariense. El bello
templo románico, dependiente de la parroquia de San Pablo, se va iluminando
poco a poco, a medida que se van meditando las apariciones del Resucitado a
María Magdalena, los apóstoles, los de Emaús, Tomás...
Otra cofradía que lo celebra, desde hace siete
años, es la Vera Cruz. El día del Vía Lucis es bajada de su hornacina la
sagrada imagen de Jesús Resucitado, que en alguna ocasión es ataviada con la
vestidura blanca, como la que se ponía a los bautizados en la noche pascual. A
partir del cirio pascual se van encendiendo velas, una por cada luz de este
camino orante. Finalmente se venera el Cristo que sale cada mañana de Domingo
de Pascua por las calles salmantinas.
También la Hermandad del Silencio ha incluido el
Vía Lucis en su calendario de Pascua, en el que sobresale, en esa misma línea,
el acto poético “Luz y Palabra”, en torno al aniversario fundacional de la
cofradía de Pizarrales.
Por su parte, el Equipo Diocesano de Pastoral
Juvenil anuncia para la noche del próximo 17 de mayo el IIIº Vía Lucis Joven,
en un encuentro de oración en el que los jóvenes cofrades invitan a toda la
comunidad diocesana a testimoniar juntos la presencia del Resucitado. Llevarán
procesionalmente una talla que se conserva en la parroquia de San Sebastián.
Un Vía Lucis muy especial en nuestra provincia es
el que organizan la Asociación Amigos del Camino de Santiago, de Fuenterroble
de Salvatierra, y la Cofradía Misionera de la Resurrección, de Beleña. Se trata
de un Vía Lucis peregrino, a lo largo de una treintena de kilómetros, a modo de
marcha pascual.
Concluye el Directorio que, el Vía Lucis, además, puede convertirse en una óptima pedagogía de la
fe, porque, como se suele decir, "per crucem ad lucem". Con la
metáfora del camino, el Vía Lucis lleva desde la constatación de la realidad
del dolor, que en el plan de Dios no constituye el fin de la vida, a la
esperanza de alcanzar la verdadera meta del hombre: la liberación, la alegría,
la paz, que son valores esencialmente pascuales.
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11ª Entrega (Jueves 10-Abril-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Heliodoro Ordás Gómez
¿Por qué abrir la Pasión caminando con María?
Así
como en el plan salvífico de Dios (cfr. Lc 2,34-35) están asociados Cristo
crucificado y la Virgen dolorosa, también los están en la Liturgia y en la
piedad popular.
Como
Cristo es el "hombre de dolores" (Is 53,3), por medio del cual se ha
complacido Dios en "reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y
los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz" (Col 1,20),
así María es la "mujer del dolor", que Dios ha querido asociar a su
Hijo, como madre y partícipe de su Pasión (socia Passionis).
Desde
los días de la infancia de Cristo, toda la vida de la Virgen, participando del
rechazo de que era objeto su Hijo, transcurrió bajo el signo de la espada (cfr.
Lc 2,35). Sin embargo, la piedad del pueblo cristiano ha señalado siete
episodios principales en la vida dolorosa de la Madre y los ha considerado como
los "siete dolores" de Santa María Virgen.
Así,
según el modelo del Vía Crucis, ha nacido el ejercicio de piedad del Vía Matris
dolorosae, o simplemente Vía Matris, aprobado también por la Sede Apostólica.
Desde el siglo XVI hay ya formas incipientes del Vía Matris, pero en su forma
actual no es anterior al siglo XIX. La intuición fundamental es considerar toda
la vida de la Virgen, desde el anuncio profético de Simeón (cfr. Lc 2,34-35)
hasta la muerte y sepultura del Hijo, como un camino de fe y de dolor: camino
articulado en siete "estaciones", que corresponden a los "siete
dolores" de la Madre
del Señor.
Recurrimos
nuevamente al “Directorio sobre la piedad popular y la Liturgia” para
acercarnos a la oración del Vía Matris, ejercicio piadoso que en algunas
ciudades y pueblos ha servido para conservar y actualizar la devoción a los
Dolores de la Virgen en el día en que antiguamente se conmemoraban en la
Liturgia. Como es sabido, la fiesta es ahora el 15 de septiembre, si bien en
aquellos templos donde existe una acreditada devoción a una imagen de la Virgen
de los Dolores es posible celebrar la Misa propia también en este último
viernes de la Cuaresma.
En
Salamanca, desde 2004, la Cofradía de la Vera Cruz viene organizando una
procesión popular como culminación de la novena a la Stma. Virgen de los
Dolores. Cuando se cumplían doscientos cincuenta años de la primera salida
procesional de La Dolorosa (1754), se recuperó este desfile inaugural de la
Semana Santa, perdido más de tres décadas atrás. A lo largo del itinerario se
meditan los siete dolores de la Virgen María: la profecía de Simeón, la huida a
Egipto, el Niño perdido y hallado en el templo, el encuentro en el camino del
Calvario, la muerte de Jesús, su descendimiento de la Cruz y su entierro.
Ese
mismo día, la ciudad de Ávila reza el Vía Matris junto al Cristo de los
Afligidos y la Virgen de la Paz, partiendo de la iglesia de Santa Teresa. Los
cofrades visten hábito de inspiración carmelitana. Sin salir de la provincia
abulense, la Vera Cruz de Arévalo también organiza un Vía Matris con el paso de
la Virgen de los Dolores. No muy lejos, Segovia se une en este 2014 a la
plegaria del camino doloroso de María, pues los antiguos alumnos maristas
trasladarán en Vía Matris procesional la imagen de la Virgen de las Angustias
desde la iglesia conventual del Corpus Christi hasta su colegio.
Las
estaciones del Vía Matris son etapas del camino de fe y dolor en el que la
Virgen ha precedido a la Iglesia y que esta deberá recorrer hasta el final de
los tiempo, señala el Directorio.
Cada cristiano, cada cofrade, está llamado a recorrer este camino con la Iglesia.
No hay mejor manera de comenzar la Semana Santa que buscar y encontrar en María
a nuestra compañera de viaje, de procesión, de acera, para contemplar a su Hijo
como Ella lo contempla.
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10ª Entrega (Jueves 03-Abril-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Cofradía de la Vera Cruz (Salamanca). Hermandad de Jesús Despojado (Salamanca) y Hermandad del Amor y de la Paz (Salamanca)
¿Por qué novenas, quinarios y triduos?
Este jueves de la cuarta semana de Cuaresma, como cada año, comienza el solemne novenario a la Santísima Virgen de los Dolores, la imagen de mayor devoción de la Cofradía de la Vera Cruz. La novena de la Dolorosa es el culto más antiguo de los dedicados a una imagen procesional de la Semana Santa salmantina, y en su día era tanta la asistencia de fieles que, para facilitar la participación, se celebraba en la iglesia de la Purísima, mucho más espaciosa que la recoleta capilla de la Vera Cruz. La novena tenía lugar por la tarde, con exposición del Santísimo Sacramento, predicación a cargo de un sacerdote, bendición eucarística, reserva y canto de la Salve a la Virgen. Hay que recordar que para recibir la comunión era preciso guardar un ayuno de doce horas (ahora reducido a una hora simbólica), por lo que las Misas solían ser matinales. Por esto, sólo había Eucaristía en el día de la fiesta de la Virgen, el Viernes de Dolores, a una hora temprana. Era la llamada “Comunión General” para los cofrades de la Vera Cruz, en la que cumplían con el tercer mandamiento de la Iglesia : comulgar al menos una vez al año, por Pascua. Actualmente el cumplimiento de este precepto queda en la conciencia de cada fiel, pero en su momento cada párroco expedía un certificado acreditativo de que el feligrés había comulgado por Pascua. Los cofrades de la Vera Cruz tenían la oportunidad de hacerlo en su capilla, junto a la Virgen de los Dolores, en el día de su fiesta, antesala ya de la Pascua. Un vestigio de aquella Eucaristía puede ser la que ahora celebra la Vera Cruz en la mañana del Domingo de Ramos, al igual que otras cofradías, como las que fueran sus filiales, Jesús Flagelado y Oración del Huerto, la Hermandad Universitaria, o la de Ntra. Sra. de la Soledad, que sigue denominándola “Comunión General”.
La de la Dolorosa es la única novena dedicada a una imagen de la Semana Santa , pero son muchas las que se celebran a lo largo del año litúrgico en la ciudad: Santa María de la Vega, San Juan de Sahagún, Candelas, Salud, Divina Pastora, Rosario, María Auxiliadora, Sagrado Corazón, etc. Los nueve días de oración antes de una fiesta relevante nos remiten a los que transcurrieron desde la Ascensión del Señor hasta la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Los apóstoles junto a María, la Madre de Jesús, permanecieron unidos en oración durante nueve días, invocando las gracias divinas. Dos mil años después, seguimos su ejemplo como un medio muy valioso para preparar las fiestas litúrgicas, y en el caso de la Dolorosa de la Vera Cruz, la celebración del Misterio Pascual en la Semana Santa.
Otra forma de culto adoptada por nuestras cofradías es el quinario, que se identifica con la oración a las cinco llagas de Cristo: las de manos y pies provocadas por los clavos, y la del costado herido por la lanza. Quinarios en su honor tienen Ntra. Sra. de las Angustias y N.P. Jesús Despojado de sus vestiduras. Otro quinario es el del Cristo de los Milagros, que no se celebra en días consecutivos sino cada martes de Cuaresma, culminando con un concurrido besapiés en la parroquia de Sancti-Spíritus. A esta imagen tan señera se le dedica una novena como preparación de su fiesta, en el tiempo de Pascua.
El esquema más repetido es el del triduo, tres días que nos hacen pensar en las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en el triduo de los triduos, el Pascual, con sus tres días dedicados a la Muerte, la Sepultura y la Resurrección del Señor, prologados por el Jueves de la Cena. Triduo convoca la Congregación de Jesús Nazareno, previo a su fiesta principal del Domingo de Pasión (en la que también conserva la referencia a la “Comunión General”), la de Ntra. Sra. de la Soledad dedicado a su titular, y las de Jesús Flagelado y Cristo Yacente, que lo denominan “triduo de penitencia”. El del Cristo de la Agonía, titular histórico de la Seráfica Hermandad, se celebra en la iglesia de los Capuchinos los días de Lunes, Martes y Miércoles Santo. Fuera del tiempo cuaresmal tienen lugar el triduo al Cristo del Amor y de la Paz, en torno a la fecha fundacional de la hermandad homónima (2 de febrero), y el triduo a la Santa Cruz, con motivo de la fiesta principal de la cofradía decana (14 de septiembre).
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9ª Entrega (Jueves 27-Marzo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Iván Marcos
¿Qué oración comparten casi todas las cofradías salmantinas?
Si se echa un rápido vistazo a las actividades anuales programadas
por las hermandades de Semana Santa de nuestra ciudad, y en especial a sus agendas
de Cuaresma, se puede contestar, sin temor a equivocarnos, que la más común a
todas ellas, además de la Eucaristía y la procesión, es el rezo del Santo Vía
Crucis. El Directorio sobre la Piedad
Popular y la Liturgia, que ya se ha citado en esta sección, nos explica que
“el Vía Crucis es la síntesis de varias devociones surgidas desde la
alta Edad Media: la peregrinación a Tierra Santa, durante la cual los fieles
visitan devotamente los lugares de la Pasión del Señor; la devoción a las
caídas de Cristo bajo el peso de la Cruz; la devoción a los caminos dolorosos
de Cristo, que consiste en ir en procesión de una iglesia a otra en memoria de
los recorridos de Cristo durante su Pasión; la devoción a las estaciones de
Cristo, esto es, a los momentos en los que Jesús se detiene durante su camino
al Calvario, o porque le obligan sus verdugos o porque está agotado por la
fatiga, o porque, movido por el amor, trata de entablar un diálogo con los
hombres y mujeres que asisten a su Pasión”.
Esta devoción, que aúna otras anteriores, entronca muy bien con el sentido de las procesiones de Semana Santa. En Salamanca contamos con una hermandad que lleva por titulación el Vía Crucis, y en su desfile del Jueves Santo lo va rezando a lo largo del recorrido. También aparece como un momento destacable en la procesión de Jesús del Perdón. En su día se desarrolló dentro de la prisión provincial, con la participación de los reclusos, luego en la Huerta de los Jesuitas, y actualmente junto al Arco del Perdón. En esta misma procesión, el paso “Camino del Calvario” nos muestra un Vía Crucis presidido por la Cruz con el sudario. También han salido estandartes u otros elementos con las estaciones del Vía Crucis en la Hermandad Dominicana o la Hermandad del Silencio, aunque quizá la serie más significativa sea la del Cristo de los Milagros.
Esta devoción, que aúna otras anteriores, entronca muy bien con el sentido de las procesiones de Semana Santa. En Salamanca contamos con una hermandad que lleva por titulación el Vía Crucis, y en su desfile del Jueves Santo lo va rezando a lo largo del recorrido. También aparece como un momento destacable en la procesión de Jesús del Perdón. En su día se desarrolló dentro de la prisión provincial, con la participación de los reclusos, luego en la Huerta de los Jesuitas, y actualmente junto al Arco del Perdón. En esta misma procesión, el paso “Camino del Calvario” nos muestra un Vía Crucis presidido por la Cruz con el sudario. También han salido estandartes u otros elementos con las estaciones del Vía Crucis en la Hermandad Dominicana o la Hermandad del Silencio, aunque quizá la serie más significativa sea la del Cristo de los Milagros.
El
tiempo de Cuaresma, y en particular los viernes, es propicio para meditar las
últimas horas de la vida de Cristo, sus palabras y acciones. Así lo vienen
haciendo las cofradías salmantinas y también la Junta de Semana Santa, que en
1995 impulsó el Vía Crucis Popular, presidido en esa ocasión por el Cristo de
la Luz. Recordaba aquella salida en Vía Crucis a la del Sábado Santo de 1977
(histórico por otro motivo), cuando la Hermandad Universitaria regresó a las
calles salmantinas tras unos años sin salir. Este piadoso ejercicio compartido
por todas las hermandades se celebra ahora en el primer viernes de Cuaresma y
da comienzo a una sucesión de Vía Crucis organizados por diversas cofradías.
La
Congregación de Jesús Rescatado los convoca cada viernes, y tenía por costumbre
rezarlo el Viernes Santo en San Esteban, en atención a los años en que la
parroquia de San Pablo residió en el convento de los dominicos. Ese mismo día,
la Congregación de Jesús Nazareno celebra uno de sus cultos más señeros, el Vía
Crucis en la Catedral. Según refleja F.J. Blázquez en sus estudios históricos,
esta tradición se remonta a la segunda o tercera década del siglo XIX. También
los cofrades de la Vera Cruz lo rezaban en la mañana del Viernes Santo,
ayudados por las estaciones que en 1911 erigiera Don Jenaro, su capellán, en el
templo del Campo de San Francisco. La oración la protagoniza hoy en día la
imagen de Jesús con la Cruz a cuestas, el Nazareno Chico, un viernes de Cuaresma.
Singulares
escenarios resultan el patio barroco de la Pontificia para el que organizan
Jesús Flagelado y la Universitaria o el claustro de las Dueñas para el
convocado por Amor y Paz el Domingo de Pasión. Las calles de sus feligresías
son las escogidas por el Silencio o el Vía Crucis (en este año de sus bodas de
plata llegará hasta el hospital de la Santísima Trinidad), mientras que Jesús
de la Pasión, en la víspera de su festividad, también sale en Vía Crucis por
las cercanías de San Esteban. La Hermandad de Jesús Amigo de los Niños lo ha
incorporado a su programa de actos cuaresmales, participando en el mismo sus
cofrades adultos, y la Seráfica Hermandad lo celebra con el Cristo de la Agonía
en el entorno de las Úrsulas. Tampoco falta el Vía Crucis en los necesarios
traslados de Jesús Despojado y Amor y Paz, que veneran las imágenes durante el
año en templos diferentes a los de su salida penitencial.
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8ª Entrega (Jueves 20-Marzo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: www.coloraos.com
¿Cuáles son los pasos antes de la Pasión?
El
próximo domingo, tercero de la Cuaresma, escucharemos un evangelio muy hermoso
en la celebración de la Eucaristía, el diálogo de Jesús con la samaritana junto
al pozo de Jacob. En esta conversación, Jesús se revela como “agua viva” que
sacia para siempre nuestra sed. La Iglesia ha querido recordar este episodio en
el que la identificación de Cristo con el agua que salva y convierte el
corazón, como ocurrió con el de la mujer samaritana, nos hace mirar hacia la
noche de la Pascua, en la que renovamos nuestro bautismo. Por esto, no debe
sorprender que muchas cofradías, especialmente en el área de Levante y Murcia,
cuenten entre sus pasos con el de “Jesús y la Samaritana”. Se trata así de
recordar un rico pasaje de la Escritura que se ha escuchado en la Cuaresma y
nos prepara para entender los sucesos de la Pasión. La Archicofradía de la
Preciosa Sangre de Murcia, los populares “coloraos”, acompaña el grupo que
tallara Roque López en 1799. Su maestro Francisco Salzillo lo había esculpido
ya para Cartagena, pero tuvo que rehacerse al ser destruido en los desgraciados
sucesos de 1936. Samaritanas desfilan en Crevillente, Alicante, Hellín, Totana,
Jumilla, Cieza, Orihuela y otras localidades.
Remontándonos hasta
el inicio de la vida pública de Jesús, nos encontramos con el suceso de su
bautismo en el río Jordán. Sorprende verlo representado en una procesión de
Semana Santa, pero la de Cuenca lo incluye en su Procesión del Perdón del
Martes Santo. Los dos primeros pasos del desfile son el de San Juan Bautista
(Luis Marco Pérez, 1942) y el Bautismo del Señor (Dubé de Luque, 2000). En las
puertas de la Pascua ,
a las que nos ha conducido el camino cuaresmal, un recordatorio de la creencia
“en un solo bautismo para el perdón de los pecados” y del anuncio del Bautista:
“Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Si Juan el Bautista fue el precursor de su llegada, María Magdalena fue la
primera en anunciar su Resurrección. Aunque su presencia en grupos escultóricos
pasionales o pascuales es frecuente, también exenta, aparece en Orihuela y
Murcia como la mujer que unge con un rico perfume a Jesús antes de la Pasión , ante la crítica del
Iscariote (Juan 12,1-8). En León también sale la Unción de Betania, pero
quien unge a Jesús en este caso es otra María, la hermana de Lázaro. Es motivo
de controversia entre los estudiosos de la Sagrada Escritura
si ambas Marías pudieran referirse a la misma persona, o si tienen que ver con
la pecadora arrepentida que ungió a Jesús en la casa de Simón el leproso o con
la mujer adúltera a la que salvó de la lapidación. Como se ve, también en las
cofradías hay divergencia a la hora de llevar a un paso la Unción de Betania.
Siguiendo con la cofradía leonesa de Santa Marta y la Sagrada Cena , hay que
mencionar otro de sus pasos, la
Casa de Betania (Víctor de los Ríos, 1969), en la que
acompañan a Jesús las dos hermanas de Lázaro, Marta y María. También comparten
paso en otra hermandad leonesa, la del Gran Poder, que a su vez muestra a un
Jesús implorante en “La oración en el templo”. Ambos conjuntos fueron tallados
por Miguel Bejarano en 2002.
Menos presente en
los pasos que sus hermanas, el propio Lázaro de Betania sí figura en otro paso
de “los coloraos” murcianos, que le fue encargado a José Antonio Hernández
Navarro en 1985. Veintitrés años después talló para Cartagena otra casa de
Lázaro, esta vez incluyendo la presencia de la Santísima Virgen.
Es precisamente la ciudad departamental, y en concreto la hermandad california,
la que más ha incidido en los pasos que desarrollan temas previos a la Pasión. Su procesión
del Domingo de Ramos tiene por paso titular la Entrada en Jerusalén, pero
es precedida por los siguientes grupos: el Bautismo de Jesús, el Primado de
Pedro, la Conversión
de la Samaritana ,
la Elección
de los Zebedeos, el Sermón de la
Montaña , los Milagros de Jesús (otro tema cuaresmal, pues se
ha escogido la curación de Bartimeo, el ciego de nacimiento, que escucharemos
en el cuarto domingo), Jesús camino de Jerusalén rechazado por los samaritanos,
Jesús con los niños y la Unción
de Betania. La cofradía murciana de la Esperanza también quiso incorporar para su
procesión de Ramos el arrepentimiento de la Magdalena y el “Dejas
que los niños se acerquen a mí”.
Para concluir, un
momento que no aparece en los relatos evangélicos pero sí en la tradición
piadosa. Unos lo ubican al concluir la Última Cena, antes de que Jesús marchara
a orar a Getsemaní. Otros, al inicio de su último camino hacia Jerusalén, en la
casa de Nazaret. Me refiero a “La
Despedida ” de Jesús y María antes de la Pasión. La vecina
Zamora la contempla el Lunes Santo en el grupo de la hermandad de la Tercera Caída que
realizara en 1957 el escultor de Hervás, Enrique Pérez Comendador. En 2004 se
la encargó la cofradía california a Hernández Navarro y sale cada Viernes de
Dolores en Cartagena, cuya iconografía procesional recorre como ninguna otra la
vida pública de Jesús.
Paso de la Samaritana, Murcia
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7ª Entrega (Jueves 13-Marzo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: www.tarracom.blogspot.com
¿Tienen "hermanos" los pasos salmantinos?
Si
por “padre” entendemos el escultor o imaginero artífice de algún paso de la Semana Santa
salmantina, son numerosos sus “hijos” repartidos por diferentes pueblos y
ciudades de España. Cuando los visitamos en los templos o los vemos transitar
por las calles, no nos resistimos a establecer comparaciones o buscar parecidos
como tantas veces hace entre “hermanos”.
Como ocurrió en Salamanca, las imágenes de Luis Salvador Carmona no le fueron
encargadas para salir en procesión, pero varias de ellas lo han terminado
haciendo. Por ejemplo, el Cristo de la
Fe y del Perdón de la madrileña Hermandad de los Estudiantes,
que sale en la tarde del Domingo de Ramos desde la Basílica Pontificia
de San Miguel. Se trata de una joven cofradía con apenas tres décadas de
historia. Por su parte, León disfrutó de otra Piedad de Carmona, incorporada
por la Cofradía
de Minerva y Vera Cruz en 1939. Lamentablemente, la iglesia de San Martín
sufrió un incendio nueve años después y la talla, prácticamente destruida, hubo
de ser intervenida por Antonio Cruz
Collado.
Si volvemos al Madrid cofrade, daremos con una obra de Mariano Benlliure, el
Divino Cautivo, para una hermandad en cuya fundación se comprometió
personalmente. Obras célebres salidas de su genio son el Nazareno del Paso y el
Cristo de la Expiración
malagueños, el Yacente de Hellín, o el Jesús de la Caída de Úbeda, “la Salamanca de Andalucía”,
que participó en el Vía Crucis de la JMJ Madrid 2011. Zamora atesora su talento
juvenil en El Descendido (1879) y una atrevida y acertada apuesta en Redención
(1931). La
Cofradía California de Cartagena y la localidad alicantina de
Crevillente, donde tiene dedicado un museo, guardan muchos de los pasos de
Benlliure.
Hubo pasos que nunca salieron en procesión por las calles de nuestra ciudad
pero los salmantinos pudieron conocer. Cuando en las Escuelas Menores, a
comienzos de los años cuarenta, se afanaban Inocencio Soriano Montagut o
Francisco González Macías para cumplir con los plazos de entrega, los curiosos
pudieron seguir cómo marchaban la
Piedad de Tortosa o la Oración del Huerto ovetense que tallaba el
catalán, o el Cristo de la
Misericordia solicitado al bejarano desde un Gijón que había
perdido todas sus imágenes procesionales en tiempos de la Guerra (in)Civil. Para su
ciudad natal, Macías realizó un Calvario y un Jesús con la Cruz a cuestas. Medina del
Campo saca su Descendimiento y Lugo una Santa Cena, escena que Salamanca todavía
no ha logrado incorporar. Tampoco la
Entrada en Jerusalén abocetada por Macías, que finalmente se
encargó de serie en Olot, por lo que es el paso salmantino, hoy ledesmino, que
tiene más “hermanos”, junto al antiguo Jesús del Vía Crucis. El rastro de
Montagut hay que seguirlo en su región, Cataluña: una Flagelación y el Cristo
de los Penitentes en Tarragona, el Ecce Mater Tua en Tortosa.
El zamorano Hipólito Pérez Calvo, fallecido en 2009, dejó obra procesional en
Toro, Zamora, La Bañeza
y León, mientras que el cacereño Vicente Cid ha tallado una Soledad para Béjar
y un Resucitado para Arévalo. Francisco Romero Zafra, imaginero cordobés, tiene
repartidos Cautivos y Dolorosas por muchas provincias. Controvertidos
resultaron el Despojado de Alicante, primero rehecho, luego accidentado y
finalmente sustituido, y la palentina Traición de Judas, ambos obra de Carlos
Guerra del Moral, cuyos últimos trabajos se han centrado en San Juan de Ávila,
su más ilustre paisano. El escultor de Almodóvar del Campo ha realizado la
imagen del nuevo Doctor de la
Iglesia para la parroquia que le está dedicada en Jerez de la Frontera. Fue
bendecida el pasado octubre.
La Flagelación" (Inocencio Soriano Montagut, Tarragona)
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6ª Entrega (Jueves 06-Marzo-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Diócesi di Tursi-Lagonegro
¿Surgieron en Cuaresma las procesiones de Semana Santa?
Con
frecuencia se recurre a los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto,
tentado por el Demonio, como imagen de la Cuaresma , que es también un desierto al que hemos
de acudir en busca de silencio y reflexión para vivir la Semana Santa. Igualmente,
recordamos en este tiempo los cuarenta días que el Arca de Noé resistió a las
aguas torrenciales del diluvio, antes de que tras la tempestad viniera la calma
de un Dios que renovaba su alianza con los hombres, que es lo que ocurre
precisamente en la Noche
Santa de la
Pascua. Así mismo, la Cuaresma nos hace pensar en los cuarenta años que
el pueblo de Dios, liberado de la esclavitud en Egipto, caminó por el desierto
hasta llegar a la
Tierra Prometida , después de que el Señor abriera las aguas
del Mar Rojo a su paso: el destino es siempre la Vigilia Pascual ,
cuando renovamos anualmente las promesas de nuestro bautismo.
Cuando
escuchamos que una cofradía o hermandad realiza “estación de penitencia”,
necesariamente hemos de pensar en estas antiguas ceremonias romanas que, con la
lógica evolución y transformación, han dejado huella en las procesiones de
nuestra Semana Santa salmantina. Desde antiguo, la Cofradía de la Vera Cruz dispuso que
sus desfiles transitaran por determinados templos y lugares de la ciudad
haciendo en ellos breve parada o estación. La Catedral siempre se
encontró entre ellos, y por esto acordó recuperar la estación catedralicia para
su procesión del Lunes Santo a partir de 2006. Otro lugar principal de paso era
el Colegio del Arzobispo Fonseca. La Universidad , por su parte, solicitó en 1617 que
las procesiones de la Vera
Cruz accedieran a las Escuelas Mayores. Cuando ese mismo año
se proyectó la procesión de los nazarenos para la madrugada del Viernes Santo
se pensó que hiciera estación en un lugar llamado el Humilladero de Jerusalén,
extramuros de la ciudad, en el actual barrio de San Bernardo, pero finalmente
este desfile se celebró intramuros en la tarde de Miércoles Santo.
La
tradición estacional pervive en nuestra Semana Santa. Así, la Hermandad de Jesús del
Perdón la hacía en la
Prisión Provincial y, como recuerdo de aquella hermosa
costumbre, se detiene junto al Arco del Perdón. La del Cristo del Amor y de la Paz y la de Jesús Despojado,
además de la Vera Cruz ,
realizan estación en la
Catedral , como lo hace el Rosario en procesión de octubre y se
propone hacerlo desde este año Jesús Rescatado. La Hermandad del Vía Crucis hace catorce estaciones a lo largo
de su procesión para rezar la oración que le da nombre. Destaca su parada en el
Hospital de la
Santísima Trinidad. La Real Cofradía de
Cristo Yacente visita el Convento de Santa Isabel para compartir con la
comunidad de clarisas la Trilogía de la Pasión , mientras que la Hermandad Universitaria
se detiene en el Patio de Escuelas para prometer silencio. El silencio de Jesús
en el desierto. El silencio de la
Cuaresma , un camino procesional que precisa estaciones para
permanecer alerta.
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5ª Entrega (Jueves 27-Febrero-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Mª Teresa Álvarez Pérez-Tabernero
¿Qué Cristo se pagó con toques de campana?
El
sonido de la campana tradicionalmente se suprimía en la Semana Santa , dejando
para la Pascua
la alegría de las esquilillas y utilizando matracas y carracas que evocaban
aquel terremoto que sucedió a la
Muerte de Cristo en el Calvario. En todo caso, hay que
mencionar los dos muñidores que ataviados con negras vestiduras abrían la
procesión del Santo Entierro, haciendo tañer sus campanillas roncas, según las
ordenanzas de 1615 que regulaban este desfile de la Vera Cruz. El muñidor
del Lunes Santo, que pide silencio, bebe de aquella tradición. Otras cofradías
también anuncian su llegada a toque de campana, como la del Cristo Yacente o la
del Cristo del Amor y de la Paz ,
cuyos hermanos hacen sonar la que portan en andas. Son muchas las campanas
colocadas en los pasos que sirven para transmitir órdenes a los hermanos de
carga. También aparecen en insignias, como es el caso de Jesús Flagelado o la Soledad , y en la sección
infantil formada por miembros de todas las cofradías que precede a la imagen
del Resucitado.
Quizá
es menos conocido el hecho de que una de nuestras imágenes procesionales más
señeras fue pagada, en cierto modo, haciendo sonar una campana. En concreto, la
del convento de San Francisco, que debía tañer cada noche, a las ocho en
invierno y a las nueve en verano, mientras se rezaban dos Credos, en memoria de
la agonía de Cristo. Se debía obrar de la misma manera cuando alguien pidiera
que la campana sonase por un agonizante. Estas piadosas condiciones puso el
escultor que talló la imagen del Santísimo Cristo de la Agonía cuando decidió
donarla, hacia 1670, para la nueva capilla de la Venerable Orden
Tercera de San Francisco, de la cual era miembro. Lo relata el profesor
Rodríguez G. de Ceballos en un artículo sobre el artífice del Santísimo Cristo,
el artista salmantino Bernardo Pérez de Robles, que recoge Juan José Andrés
Matías en su estudio “Semana Santa en
Salamanca. Historia de una tradición”, editado en 1986. Cinco años antes
había dejado de salir esta hermosa imagen, pues dado su mal estado de
conservación la V.O .T.
dejó de cederla cada Jueves Santo a la Seráfica Hermandad
de Nazarenos que lo adoptó por titular cuando fue fundada en 1926.
La
talla, esculpida en nogal americano y sin policromar, pudo ser elaborada en
Lima, donde trabajó Pérez de Robles, y traída luego a Salamanca. Parece
inspirarse en alguna de las obras de Martínez Montañés que el salmantino
pudiera conocer en Perú. De los conventos franciscanos de las Indias procede la
costumbre que incluyó como cláusula en la donación. No es el único crucificado
de Pérez de Robles en nuestra ciudad, donde también conservamos el Cristo del
Perdón, en las Bernardas, o el de la
Paz y la Concordia ,
en las Isabeles. El del Amparo de la Parroquia del Carmen guarda semejanzas con ellos.
El
pasado día 22, los participantes en el IVº Encuentro Diocesano de Jóvenes
Cofrades visitaron varias iglesias para conocer mejor algunas imágenes que en
su día desfilaron en la
Semana Santa y orar ante ellas. El prior de los Capuchinos,
que atienden el culto en la capilla terciaria, explicó que hace ya décadas se
perdió la costumbre de hacer sonar la campana, y lamentó la escasa concurrencia
al triduo en honor del Santísimo Cristo, que se celebra los días de Lunes,
Martes y Miércoles Santo. Aunque algo olvidada, esta imagen sigue siendo una de
las fundamentales en la historia de la Semana Santa salmantina: dio lugar a la fundación
de una cofradía bajo su advocación (la quinta más antigua), es la primera de
crucificado vivo que desfiló, cubriendo la iconografía de Cristo agonizante, y
consolidó el Jueves Santo como día de procesiones. En la Capilla de la V.O .T. de San Francisco, como
bien recordó Fco. Javier Blázquez en su pregón de la Semana Santa de 2012,
los cofrades salmantinos tienen uno de sus lugares de referencia. Que se abran
sus puertas para que el Cristo de la
Agonía vuelva a las calles es un sueño al que no se debiera
renunciar.
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4ª Entrega (Jueves 20-Febrero-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Iván Marcos
¿Han dejado huella las cofradías en el callejero salmantino?
En una ciudad
como Salamanca, cuyo casco antiguo está plagado de iglesias, conventos y
lugares donde un día se levantaron este tipo de edificios, cuyos barrios se
conformaron en torno a los templos parroquiales desde los tiempos de la
repoblación, no sorprende que muchas calles y plazas lleven nombres religiosos.
Son numerosas las dedicadas a santos y las relacionadas con diversas órdenes
religiosas. Arterias principales del casco histórico y de las procesiones son la Compañía (por la Compañía de Jesús) o San
Pablo, plazas céntricas muy transitadas por las hermandades las de San Isidro o
las Agustinas, y de gran tradición en la Semana Santa
salmantina el paseo de las Úrsulas o el Campo de San Francisco, escenario del
Acto del Descendimiento.
Sin embargo, no
abundan los casos en que devociones clásicas de la ciudad hayan pasado al
nomenclátor del callejero. El único ejemplo de espacio público directamente
dedicado a una imagen de nuestra Semana Santa es el Parque de Jesús del Perdón,
con su monumento conmemorativo. Cuando hace casi veinte años se trasladó el
centro penitenciario a Topas se levantó el Arco del Perdón, al que se acerca la
hermandad de las Bernardas cada Domingo de Ramos para proceder a la liberación
del recluso, cumpliendo así con su cometido fundacional.
La calle Cristo
de los Milagros, entre las de Azafranal y Toro, nos recuerda que allí estaba la
capilla del venerado crucificado antes de que se arruinara y fuera trasladado a
la parroquia de Sancti-Spíritus. La calle del Rosario, entre la Gran Vía y el paseo de
Canalejas, también se relaciona con la devoción por excelencia de los dominicos
del vecino convento de San Esteban.
La vecindad
explica también el nombre de la plazoleta que se abre en la calle Sorias, junto
a la Plaza de la Fuente. Durante
muchos años, seguramente por un recorte accidental en la rotulación, se
denominó de la Cruz Verde ,
hasta que en 2005 le devolvieron su nombre correcto: la Cruz Verdadera.
Parece deberse a la proximidad de la
Capilla y Cofradía de la Vera Cruz , que nada tiene que ver con la calle
Vera Cruz, cuyo título se explica por el milagro de las cruces blancas obrado,
según la tradición, por San Vicente Ferrer en la sinagoga que allí se
encontraba, a comienzos del siglo XV.
Precisamente la
advocación del crucificado de la
Vera Cruz , los Doctrinos, nos remite a la calle del mismo
nombre, entre las del Prado y la Compañía. En la calle Doctrinos hubo un colegio
para huérfanos, el de la
Doctrina o de la
Virgen de las Nieves, y los niños que en él residían eran
conocidos como “los doctrinos”. Como quiera que escoltaban al Cristo de la Fe en la procesión del Viernes
Santo, la imagen tomó el nombre de sus acompañantes. Por eso le llamamos el
Cristo de los Doctrinos. Algunos autores opinan que la talla se veneraba en el
colegio y luego pasaría a la hermandad decana, pero no está documentado. Cada
noche de Lunes Santo, el Cristo se detiene un momento junto a la calle y los
hermanos de paso rezan por los niños que sufren en el mundo, como aquellos
hospicianos que le dieron nombre.
También
podríamos pensar que la calle de Jesús, entre la Rúa Mayor y San Pablo,
se llama de esta manera por la cercanía del templo en que se da culto a Jesús
Rescatado. Sin embargo, el origen de tal denominación parece una pequeña
hornacina incrustada en un muro de la calle, en la que lucía la imagen del
Cristo del Otero. Esta capillita, como muchas otras que había en Salamanca, se
perdió. Al menos el lugar que ocupó queda bendecido por el Santo Nombre de
Jesús.
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3ª Entrega (Jueves 13-Febrero-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Iván Marcos
¿Dime de qué trabajas y te diré de qué cofradía eres?
Quizá hoy ya no podamos
responder afirmativamente a esta pregunta, pero hubo un largo tiempo en que,
primero los gremios y luego algunos oficios o profesiones, mantuvieron una
relación muy directa con las cofradías y hermandades. En sus orígenes
fundacionales o en algún momento puntual de su historia, se consolidaron
relaciones que, en algún caso, como vestigio, han llegado a nuestros días.
Todavía muchos sectores
profesionales mantienen la festividad de su santo patrono (los abogados Santa
Teresa, los médicos la Virgen
del Perpetuo Socorro, los servicios de limpieza San Martín de Porres, los
policías el Ángel Custodio, etc.), lo que nos remite a las cofradías que en
siglos pasados les agruparon para dar culto a los patronos y formalizar las
naturales relaciones de ayuda mutua. Por ejemplo, los libreros estaban en la
cofradía de San Lucas (extinta parroquia de San Isidro), los carpinteros en la
de San José (parroquia de San Martín), los tejedores en la de la Virgen de Gracia (vieja
parroquia de San Boal)… La lista sería larga. La Cofradía de la Vera Cruz , encargada de
organizar las procesiones de Semana Santa, recurrió a los gremios proponiéndoles
que acompañaran a algunos pasos, tal y como recoge el historiador Francisco
Javier Blázquez en sus estudios de la hermandad decana. Los sastres escoltaban
el paso de la Oración
del Huerto y el gremio de cordobán y badana alumbraba Los Azotes y La Caña. Este rastro
gremial hay que seguirlo en los orígenes de la hermandad de Nuestra Señora de la Soledad , que compartió
sede con las cofradías de zapateros (San Crispín y San Crispiniano) y pañeros
(Virgen de la Victoria )
y terminó por absorberlas.
Cuando se han planteado
necesidades, las asociaciones de profesionales siempre han sido una opción para
las cofradías. Así, cuando en 1913 la Vera Cruz vio la posibilidad de incorporar la
imagen de Jesús Flagelado a la
Semana Santa , pieza fundamental fueron los dependientes de
comercio, gracias a las gestiones de don Mariano Rodríguez Galván. También se
encargaron de portar la recuperada talla del Nazareno Chico cinco años después.
Varias décadas más tarde, cuando se pensó fundar una hermandad filial que se
encargase de portar y acompañar el paso de la Oración en el Huerto, se
concretó el proceso a través del sindicato provincial de hortelanos.
Otras veces ha sido un sector
profesional el que ha tomado la iniciativa. Ocurrió con la patronal de
comerciantes cuando en 1926 dispuso la fundación de la Seráfica Hermandad
de Nazarenos del Cristo de la
Agonía , que todavía es conocida como “la de los
comerciantes”. Del gremio del periodismo y las artes gráficas procede la Hermandad Dominicana ,
nacida en 1944, que posteriormente acogería también a los agentes comerciales,
ya que su patrona es la Virgen
de la Esperanza. Los
maestros católicos, animados por el Obispo Barbado Viejo, constituyeron en 1945
una hermandad dedicada a la
Entrada Triunfal en Jerusalén que procesionaría el Domingo de
Ramos. No extraña así su nombre: Jesús Amigo de los Niños. Otro ámbito que vio
en la Semana Santa
un posible campo de acción fue el sanitario. Médicos, enfermeras y
farmacéuticos fueron en 1948 cofrades fundadores de la Hermandad del Cristo del
Amparo, que desde la parroquia del Carmen visitaba cada Miércoles Santo a los
enfermos convalecientes en los hospitales salmantinos, el Provincial y el de la Santísima Trinidad.
Apenas dos décadas perduró esta hermandad, lastrada por los cambios sociales,
que han ido separando los caminos de cofradías y profesiones, de la devoción y
la obligación, de la fe y el trabajo.
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2ª Entrega (Jueves 06-Febrero-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Heliodoro Ordás Gómez
¿Cuáles son las "procesiones litúrgicas"?
Tema recurrente en las
tertulias, conversaciones y noticias referentes a nuestra Semana Santa
salmantina en los últimos meses ha sido el de la concordancia de las
procesiones con la Liturgia ,
en relación con el reajuste del programa procesional planteado por la Junta de Cofradías.
Evidentemente, las procesiones no deben desenfocar lo celebrado en la Liturgia , pues vienen a
resultar un complemento de dicha celebración principal, incorporando con
acierto elementos culturales y propios de la Tradición de la Iglesia. No pocos han
subsistido en los actos de piedad organizados por las cofradías mientras eran
abandonados por visiones sesgadas de la Liturgia. No obstante, no es aconsejable
mezclarlas o presentarlas como un todo, porque al no distinguir lo que es
diferente existe el riesgo de que la una y las otras pierdan su verdadero
sentido para los fieles. Bien está que las procesiones ayuden a vivir con profundidad
la Liturgia ,
a la que por supuesto no sustituyen, pero que aquellas pretendan someterse a
las normas que regulan ésta puede confundirnos. Cada tipo de celebración ha de
observar las prescripciones y costumbres que le sean aplicables.
Muy reciente tenemos una de
las llamadas “procesiones litúrgicas”, es decir, incluida en la Liturgia que celebra toda
la Iglesia en
una determinada ocasión. Tuvo lugar el pasado 2 de febrero, fiesta de la Presentación del
Señor en el templo de Jerusalén. Al comienzo de la celebración se bendicen las
candelas, los fieles procesionan con ellas y a continuación sigue la Misa en la que se recuerda
que Jesús es “la luz de los pueblos”.
Se refleja en la fotografía de Heliodoro Ordás que ilustra este artículo,
correspondiente al culto celebrado en la Capilla y Cofradía de la Vera Cruz de Salamanca.
Semejante es el esquema de
otra procesión litúrgica, la del Domingo de Ramos. Igualmente comienza con la
bendición de ramos de laurel u olivo, o de las palmas, continúa con la procesión
que nos recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, aclamado como rey,
y se celebra la Misa. En
algunos lugares la procesión litúrgica de los ramos está integrada por el paso
representativo de la Entrada
en Jerusalén. En la mayoría de las ciudades, como es el caso de Salamanca, la
procesión penitencial o devocional, muchas veces con marcado carácter infantil,
se organiza tras la
Eucaristía.
La otra gran procesión
litúrgica es la del Lucernario en la Vigilia Pascual.
Tras la bendición del fuego y el encendido del cirio pascual, la asamblea
marcha procesionalmente tras la luz de Jesús Resucitado, que se va repartiendo.
La liturgia ortodoxa conserva otra procesión litúrgica el Viernes Santo, la
denominada del Epitafio, en la que se exhibe y venera un icono del sudario en
que fue envuelto Cristo en el Sepulcro.
De tipo ceremonial son las
procesiones habituales en cada Misa: la de entrada, la del diácono o el
sacerdote al ambón para proclamar el Evangelio, la del ofertorio y la de la
comunión. En esta línea tenemos la procesión del Viático, cuando se lleva la Eucaristía a un
agonizante, o el traslado del Santísimo Sacramento al Monumento tras la Misa de la Cena del Señor el Jueves
Santo. Procesión votiva es la del Corpus Christi, que sigue a la Misa y culmina con la
bendición eucarística. No pueden olvidarse las procesiones de exequias hasta el
cementerio, las de reliquias de santos, la que se realiza en un templo cuando
es dedicado su altar, las rogativas, o la de los óleos sagrados que son
recibidos en la parroquia después de la Misa Crismal que preside el Obispo en la Catedral. Muchas
de ellas no son frecuentes hoy en día, otras las conocemos bien, y algunas
pasan desapercibidas, pero en todas ellas queda muy patente el valor simbólico
de la procesión, que se identifica como la gran peregrinación terrena camino
del Cielo que ha de hacer cada cristiano a lo largo de su vida.
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1ª Entrega (Jueves 30-Enero-2014)
Colaborador: Tomás González Blázquez (Hermano de la Cofradía de la Vera Cruz y miembro del Equipo Diocesano de la Pastoral Juvenil de Salamanca)
Fotografía: Heliodoro Ordás Gómez
¿Hay algún momento ecuménico en la Semana Santa
salmantina?
Recién concluido el Octavario de
Oración por la Unidad
de los Cristianos, que culminamos el pasado 25 de enero, es aconsejable que no
nos conformemos con reducir esta intención a una semana al año. Debe ser tarea
cotidiana conocer a los cristianos de otras confesiones, cultivar el diálogo y
la colaboración, rezar juntos y trabajar para que lo poco que nos separa no
pese más que lo mucho que nos une, la fe en Jesús.
Nuestra forma de celebrar la Semana Santa está muy
apegada a la cultura española y a la esencia católica, en sus formas bebe de la Contrarreforma
impulsada por el Concilio de Trento y habrá quien diga que resulta difícil
incorporar el ecumenismo a la manera popular de vivencia de la Pascua que distingue a las
cofradías y hermandades. Es cierto que en nuestras procesiones ocupan un
especial lugar las imágenes sagradas, lo que marca la diferencia con los
hermanos protestantes, o que muchos ritos de los que mantenemos pueden resultar
muy extraños para gente de otras culturas, pero esto también ocurre con
católicos de otros países y continentes. Podemos recordar lo que sintieron los
jóvenes chinos cuando visitaron las cofradías salmantinas poco antes de la JMJ Madrid 2011, o los
que en la capital de España contemplaron el Vía Crucis manifestado en bellos
pasos procesionales. Fueron experiencias muy valoradas por ellos.
En nuestra Semana Santa, desde
2009 también tenemos un momento ecuménico. La Cofradía de la Vera Cruz , al saber que
la iglesia de Santa María de los Caballeros había sido cedida por la Diócesis a la Iglesia Ortodoxa
Rumana para establecer allí su parroquia, quiso hacer partícipe a esta pequeña
comunidad de uno de sus actos. María siempre es garante de unidad con los
hermanos ortodoxos, por lo que la mejor ocasión de compartir una oración con
ellos la brindaría el Vía Matris popular que transita precisamente ante la
parroquia de San Basilio el Grande. Primero el padre Laurentiu y después el
padre Nicodim, sucesivos párrocos, acogieron con sumo agrado la invitación de
la cofradía decana y por unos minutos reciben junto a sus feligreses a la Virgen de los Dolores en la
noche del último viernes de Cuaresma. La hermosa talla de Felipe del Corral se
detiene allí para la contemplación de uno de los dolores de María, que es
invocada como Madre por católicos y ortodoxos en un gesto fraternal.
Cada noche de Lunes Santo, la
parroquia de San Juan de Sahagún acoge el Acto de las Siete Palabras que
organiza la Hermandad
del Cristo del Amor y de la
Paz. En numerosas ocasiones han sido invitados a meditar
alguna de las últimas palabras del Señor representantes de distintas
confesiones cristianas, en lo que constituye otro momento ecuménico de la Semana Santa
salmantina.
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