19:15. Miércoles Santo...nervios. Aparición de lluvia momentos previos al desfile por tercer año consecutivo. Lluvia escasa pero temida y peligrosa. Cofrades mirando al cielo. ¿Qué pasará?
21:30. Miércoles Santo...más nervios. Es la Noche de Jesús Flagelado y la Virgen de las Lágrimas. La Noche torera, de la belleza, de la elegancia, del buen desfilar, de la imagen más artística de la Semana de Pasión, del plateado de las hebillas, del negro y del eminencia. Noche que volvió a ser de incertidumbre como años atrás. El día anterior suspendida la Hermandad Universitaria. Primer planteamiento dentro de la Clerecía: esperar hasta las 22:00 en caso de que aparezca la lluvia. Segundo planteamiento: realizar un vía crucis en caso de no salir. Planteamientos que no se llevaron a cabo. La lluvia dio una tregua para que se pudiera realizar con todo esplendor la procesión. Esplendor máximo. Miles de personas abarrotando la salida del templo como nunca antes se había visto. Todas ellas querían arropar al Flagelado en su caminar de no parar.
21:40. Miércoles Santo...feliz. El Cristo de Carmona y sus angelitos se asoman. Sale. Aplausos. Preciosos claveles rojos. Es el “Cristo Torero”. Su mirada. Sentimiento. No hay palabras. Contemplar y veréis. Soledad entona saeta. Tradición.
22:00. Miércoles Santo...despejado. Las nuevas lágrimas de cristal de la Virgen brillan en el dintel de la puerta de la Clerecía. Ella también es protagonista. Nueva forma de vestir a la Virgen. Más joven. Acierto. Flores color eminencia para su paso. De nuevo, saeta.
Caminar por Libreros, Calderón de la Barca, Plá y Deniel, Rúa Mayor, Quintana, Poeta Iglesias. Plaza Mayor. Atajo por segundo año consecutivo ante la amenaza de lluvia sobre las 00:00. Mejor prevenir. Salida por Prior. Jesús Flagelado sin problemas. El paso de la Virgen tiene que ser bajado ya que la corona roza en el arco. Esfuerzo de las hermanas de paso. Aplausos. Plaza de Monterrey. Subida por Compañía. Larga calle del meditar y del recogimiento.
00:15. Jueves pero Miércoles Santo para el Flagelado y sin presencia de la lluvia...alegría y fin del recorrido. Otro año más junto a Él. Gracias.
Tambores del Yacente se oyen cerca...
Y pensar que Carmona no concibió esta maravilla para desfilar por las calles de Salamanca sino para estar encerrado en la sacristía de la Clerecía. Elegancia y ARTE con mayúsculas son las palabras que mejor definen este desfile. Echo de menos una foto de Nuestra Señora de las Lágrimas, que a mí me encanta. Esa expresión de dolor sereno, su mirada vuelta al cielo como en una muda petición de auxilio, esa corona suya, tan sencilla y elegante, pero me encanta sobre todo el exquisito gusto con el que sus cofrades la visten cada año, a juego con sus propios hábitos.
ResponderEliminarUn beso desde tierras charras.